De la primavera al invierno árabe: implicaciones en el país

De la primavera al invierno árabe: implicaciones en el país<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2013/03/B3E6C726-0D92-49E4-804E-684D01AA7130.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=390 data-eio-rheight=390><noscript><img
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Los levantamientos de los dos últimos años han representado un gran reto a los regímenes autoritarios en el mundo árabe; pero las condiciones estructurales parecen estar impidiendo una mayor liberalización política en la región; la guerra, la corrupción y el estancamiento económico podrían socavar su progreso. Los resultados iniciales de las manifestaciones eran profundamente inspiradores:

– Revueltas en algunas regiones de Medio Oriente condujeron al derrocamiento de algunos presidentes autócratas: en Túnez el-Abidine Ben Ali, en Egipto Hosni Mubarak y en Libia Muammar al-Gaddafi.

Sin embargo, la democratización no se ha perpetuado. La mayoría de los países árabes no han podido salvar los obstáculos políticos, tribales y religiosos; los que empezaron a liberalizarse están luchando para mantener el orden y continuar, enfrentando una oleada de fanatismo islámico.

– La región que comprende el Medio carece de los derechos políticos y las libertades civiles, contraponen una economía fuerte a un gobierno democrático.

Los  países árabes que lograron derrocar a sus antiguos regímenes se enfrentan a una gran incertidumbre: la cultura político-democrática es el producto de una experiencia social y política de largo plazo, la cual está ausente en las sociedades árabes y  no puede ser implantada de un día para otro, menos aún cuando los sectores seculares juegan todavía un rol relativamente marginal en el mundo árabe.

Pero el panorama se ve agravado por las amenaza de guerra entre Irán e Israel:

– Los planteamientos de Israel para atacar Irán se resumen en una ecuación: el desarrollo nuclear-militar de Irán es, a juicio de Israel, una amenaza a la existencia de su Estado. Hasta ahora Irán ha rechazado, enérgicamente, cualquier tipo de acuerdo; no obstante, las sanciones económicas que se le han impuesto afectar seriamente su economía.

A pesar de los esfuerzos de los gobiernos de Oriente Medio para contener la marea, la fuerza de esta “primavera árabe” sigue intacta, generando fuertes protestas en Siria, Bahréin y Yemen, donde las autoridades recurren a la fuerza para acallar el descontento. Los macroeconomistas, al evaluar situaciones muy complejas, dicen que están lidiando con un modelo económico inestable con variables explosivas, puede resultar que la explosión de una de esas variables cree un efecto cascada altamente perjudicial para la inestabilidad de ese modelo económico. Por esa situación tan especial, los principales expertos petroleros del mundo han concluido en la  existencia de una posibilidad real de inestabilidad en el Medio Oriente, dado el importante estatus productor de petróleo de la región, causando una nueva presión alcista del precio del petróleo parecido a la que ocurrió en la década del 70.

Esto no ha ocurrido, hasta el momento, por dos razones fundamentales:

– Los Estados Unidos, sorprendentemente, han encontrado enormes fuentes de petróleo y gas no convencional (shale) logrando un aumento de 1.4 millones de barriles diarios y triplicando, desde el 2008, sus reservas de gas.

– Hasta ahora, ocurrieron eventos importantes en el Medio Oriente, pero ninguno de carácter catastrófico.

La historia nos muestra que las espirales alcistas en los precios del petróleo suelen tener un efecto estanflacionario dañino en la economía mundial, pues por cada 20 dólares que suba el precio del barril desde los niveles actuales, el PIB de la economía mundial perdería un 1% anual.  Es nuestra  ferviente esperanza, que esto no ocurra, pero la posible inestabilidad del precio del petróleo empuja aún más las acciones que debemos tomar para lograr un trato, considerablemente, más justo en los resultados de nuestra actual explotación de oro en Pueblo Viejo, y futuras explotaciones en Restauración, San Juan de la Maguana y, posiblemente, en San José de las Matas, y reducir considerablemente tres barreras que limitan nuestra competitividad, y las que el gobierno actual ha empezado a enfrentar, pero que requiere de un mayor aceleramiento:

– El problema eléctrico

– La orientación masiva del crédito en contra del sector productivo.

– El desbordamiento del consumo (público y privado) que representa el 91% del PBI, impidiendo el ahorro y la inversión con recursos propios.

¡Dominicanos, dominicanas, el tiempo apremia!

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