De las elecciones que ganó Leonel

De las elecciones que ganó Leonel

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Lo han afirmado tantos comentaristas de radio, televisión y prensa escrita, profesionales de las ciencias sociales y dirigentes políticos, que es un lugar común afirmar que estas elecciones legislativas y municipales fueron ganadas por el ciudadano Presidente de la República, quien también es presidente del Partido de la Liberación Dominicana. Estoy entre quienes así creen. Y lo creo por partida doble: pienso que el doctor Leonel Fernández puso su popularidad y sus atributos políticos al servicio de su partido y de unos candidatos provinciales y municipales que en sentido general carecen de carisma y de arrastre, y por el otro lado el Presidente se dedicó a recordar la herencia dejada por el señor Hipólito Mejía y a presentar el cambio logrado.

La otra cara de estos comicios es el derrumbe del PRD. El desguañangue del perredeismo tiene mucho que ver, como apuntara en unas declaraciones recientes la doctora Rosario Espinal, con la incapacidad de ese partido para deshacerse del llamado liderazgo del expresidente Hipólito Mejía. Después de su resonante derrota frente al PLD y a Fernández, en mayo del 2004, el autodenominado “guapo de Gurabo” siguió fijando los criterios de dirección del PRD y hasta sus pautas y tácticas políticas.

Los “dirigentes históricos” se automarginaron, probablemente por incapacidad para oponerse a un liderazgo atropellante y carente en lo absoluto de propuesta política racional, oíble y merecedora de respeto alguno. Creo que la relativa pequeña fuerza mostrada por el PRD  en estas elecciones se debe al vigor tradicional de esa organización, a sus grandes aportes a la democracia y al interés de muchos de sus miembros y dirigentes de verlo con su conocida vitalidad política. Esto último ocurrirá, a mi juicio, cuando los Virgilio Bello Rosa, los Ortiz Bosch, los Hugo Tolentino, los Emmanuel Esquea, los Fello Suberví, los Josè Rafael Abinader, los Orlando Jorge Mera, los Eduardo Jorge Prats, los Ivelisse Prats, los Feris Iglesias, los José Almonte, los Tirso Mejía Ricart, los Tony Raful, los Fulgencio Espinal, los Tomás Hernández Alberto, los Pacheco, los Arnaud y los Sofía Leonor Sánchez Baret y otros dirigentes similares reocupen su vigencia y hagan los cambios y los relevos que son obligatorios en esa organización.

 El triunfo electoral del Partido de la Liberación Dominicana tiene mucho que ver, a mi juicio, con la positiva gestión de gobierno que ha venido desempeñando. Sobre todo en relación a la anterior, a la del señor Mejía. El carácter positivo de esta gestión está atestiguado por el sostenido crecimiento del producto interno bruto, por la disminución drástica de la inflación, la apreciación del peso frente al dólar estadounidense, el crecimiento del turismo, la recuperación de la industria de la construcción y una lenta pero real creación de nuevos puestos de trabajo.

 En otras palabras, nadie puede negar que este gobierno ha mejorado y estabilizado la macroeconomía y que ha sentado las bases fiscales para mantener esta carrera. No se trata, por supuesto, de un punto de llegada sino de un buen punto de partida.  Se podrá decir, con razón, que hay serios cuestionamientos a la agenda de prioridades del gobierno, pero este es otro tema.

Como tampoco nadie puede negar que el PLD como partido ha sabido administrar la transición de su liderazgo fundador al actual, ha sabido masificarse sin deteriorar su imagen de organización que rinde culto al orden y a una disciplina y ha sabido mantener una “estética del poder” diferente a la del PRD y el mismo PRSC. Y estos también son atractivos electorales.

Estos son hechos cuyas repercusiones políticas y electorales eran previsibles. Los electores son seres racionales y como tales hacen comparaciones, unas veces explícitas y la mayoría de las veces de manera implícita. El Presidente Fernández y su equipo de gobierno trabajaron para revertir el panorama económico y social que convirtió al señor Mejía en uno de los presidentes más impopulares de América Latina y que finalmente lo sacó del poder. Y ahora, para estos comicios, Leonel anduvo de pueblo en pueblo cobrando los réditos políticos devengados por su gestión gubernamental.

No hay dudas de que el momento electoral pertenece, de forma particular, al PLD. En el 2004 ganó de forma aplastante el poder y ahora lo hace en los comicios de medio término.

¿Qué hará el Partido de la Liberación Dominicana con esta acumulación de poderes no lo sabemos? Sin embargo, sus seis años de gobierno y su acomodación al status quo podrían darnos algunas pistas. Pero esta es harina de otro costal y de otro artículo.

(bavegado@yahoo.com)

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