De las rectorías a los cuarteles

De las rectorías a los cuarteles

TEÓFILO QUICO TABAR
Al margen tal vez de los principales partidos políticos de nuestro país que cuentan con estructuras sólidas y dirigentes más o menos experimentados, desde donde han surgido importantes candidatos, cabe destacar que desde 1961 ha habido cierta tendencia al surgimiento de figuras con aspiraciones, incluyendo presidenciales que sin formar parte activa o importante de los mismos, se han considerado con condiciones especiales para aspirar. Hace unos años esas aspiraciones provenían más de las Rectorías universitarias y más reciente de entre los cuarteles militares.

Eso ni es bueno ni es malo para la democracia, solo que en muchos casos esas aspiraciones aunque con buenos deseos o mucho entusiasmo, al no contar con estructuras de arraigo, terminan disolviéndose a medida que la dinámica de la vida produce nuevos acontecimientos, nuevas circunstancias y nuevos actores. Si por razones particulares no han querido participar activa y directamente en los partidos tradicionales y han entendido que su papel está en la política, pero con nuevos movimientos, necesitan de mucho tiempo y firmeza para poder penetrar en el sentimiento popular, o producir acontecimientos especiales, que parecen cada vez más lejos del horizonte dominicano.

Completando la idea anterior, no es bueno, porque en definitiva la experiencia indica que sólo han coadyuvado a la atomización o fraccionamiento de voluntades políticas, tal vez porque no han sido llevados por los caminos correctos; y no es malo, porque les pone presión a los tradicionales partidos y los obliga a cambiar estrategias, objetivos y a renovar sus discursos, a pesar de que cada día los discursos por sí solos pierden vigor entre los ciudadanos como factor de triunfo.

Debe resultar difícil e incómodo para personas que se consideran con fuerzas personales suficientes para impulsar movimientos políticos capaces de llevarlos al poder, porque de lo contrario no lo harían, participar en un partido político con tradición donde hay estructuras, dirigentes de años de militancia y ordenamientos disciplinarios, y pretender imponerse. Sin embargo podría resultar interesante y con mejores resultados si prefirieran incorporarse a esas estructuras que requieren de sangre nueva que revitalicen sus organismos, si es que sus objetivos no son exclusivamente ser presidentes o ser candidatos.

La presencia de personalidades importantes en el seno de los partidos contribuye a su fortalecimiento y renovación. Permite que se abran los abanicos de posibilidades internas. Amplían y enriquecen las discusiones siempre que se entienda la democracia y se acepte en todas sus partes, porque ahí radica el gran problema, que las reglas se aceptan casi siempre cuando convienen y se rechazan cuando favorecen a otros.

Hay dirigentes que han renunciado a posiciones importantes de sus partidos, por razones que en su momento expusieron. Teniendo razón total, parcial o ninguna. El tiempo se ha encargado o se encargará de darles o no la razón. Algunas de las motivaciones han sido por aspectos que pudieran ser considerados de fondo, contundentes o fundamentales. Por mantener el principio de que la política es para procurar transformaciones éticas y morales en la sociedad. Otras han sido motivadas por cuestiones más de naturaleza personal que institucional. Aunque lamentablemente también como una simple oportunidad de llegar al gobierno.

Sin embargo, esas renuncias que han dado paso a hechos inevitables como el surgimiento de nuevos grupos, en algunos casos con resultados contundentes desde el punto de vista del éxito que alcanzaron, solo ocurrió con líderes que ya tenían bases sociales establecidas producto de trabajo e ideales. El surgimiento de movimientos basados exclusivamente en figuras que han ocupado posiciones efímeras aunque importantes, no contradice nuestro planteamiento, sino que por el contrario lo fortalece. Esos movimientos no son buenos ni malos solo, que normalmente se quedan en el esfuerzo o en la recámara.

Se logran mejores resultados desde organizaciones políticas con tradición y estructuras, o de lo contrario, no desesperarse en sus proyectos lanzándose a destiempo a aventuras quiméricas y continuar con sus ideas más allá de los comicios, de manera que le permitan a la población acostumbrarse a sus estilos, pronunciamientos y acciones, no sólo al recuerdo de lo que hicieron desde una posición. No se trata de asuntos personales, sino de analizar el comportamiento político dominicano y sus posibilidades. Tabasa1@hotmail.com

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