Anque la economía dominicana comenzaba a dar algunos signos preocupantes, la situación en que el presidente Leonel Fernández entregó el Gobierno a Hipólito Mejía en el 2000 era considerada bastante buena. Entonces el país también estaba apagado por la crisis en el recién privatizado sistema eléctrico, y algunas distorsiones provocadas por decisiones políticas, sin embargo, la generalidad de los indicadores se presentaban muy positivos.

Los mayores problemas, además del eléctrico, era el de las distorsiones provocada por la decisión política de no subir los combustibles, a pesar de que el petróleo se había disparado por encima de 30 dólares el barril.

En el sector externos se producía un flujo negativo de recursos, debido a que se pagaba más de lo que se recibía. La deuda externa cerró en US$3,681 millones, con un servicio anual de US$523.4 millones.

Las reservas internacionales se habían reducido notablemente.

El gobierno de Fernández dejó una nómina de más de 330 mil empleados y un gasto corriente equivalente al 70% del presupuesto.