De lo deseable a lo inevitable

De lo deseable a lo inevitable

Es muy difícil, para no decir imposible,  que países fronterizos puedan evitar asuntos comunes como el flujo de migrantes y sus consecuencias. Las grandes potencias, como Estados Unidos por ejemplo, no han podido sustraerse a esta realidad y menos podrían lograrlo países pequeños como República Dominicana y Haití. Desde ese punto de vista, el ex presidente Jimmy Carter tiene mucha razón en afirmar que nuestro Estado no podría frenar la inmigración haitiana.

Por lógica, tampoco podríamos evitar consecuencias de la inmigración como  tráfico de mercancías, drogas y armas, así como  patologías. De ahí que es prudente que República Dominicana y Haití enfrenten con planes comunes  sus problemas comunes. Por eso sería  irracional que rechacemos, como propone el doctor Humberto Salazar, director de la Comisión de Reforma del Sector Salud, la ayuda de la Fundación Carter  para enfrentar la malaria de manera conjunta.

La salud de los haitianos le cuesta a este país mucho dinero. Si el doctor Salazar tuviera manera de  evitar esa situación,  podría evitar que la malaria sea común para ambos países. Cuando hay fronteras comunes, el chauvinismo termina estrellándose contra la realidad que las necesidades  existenciales de los pueblos hacen irreductible.

Nuevos métodos de lucha popular

La protesta del viernes ante el Congreso, contra aspectos de la reforma constitucional, exhibió un método de lucha que se ha ido abriendo camino en los pueblos gracias a redes sociales que cada día ganan más poder de convocatoria. La expresión pacífica del disgusto, con símbolos y alegorías, ha ido reemplazando la quema de neumáticos, daños a propiedad, agresiones, insultos y traumáticas manifestaciones.

En otras oportunidades, estas nuevas formas de expresión del disgusto han servido para impulsar causas como la protección del ambiente y otras de interés general. Los pueblos suelen rediseñar sus métodos conforme van teniendo acceso a herramientas que la tecnología y otros procesos de la dinámica social van desarrollando. Ante el Congreso, con vestimenta playera, decenas de jóvenes expresaron su disgusto con la reforma constitucional, tomando como alegoría el aspecto más común a todos: el libre acceso a las playas.

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