¿De lo popular a lo populista?

¿De lo popular a lo populista?

MARTHA PÉREZ
El concepto “popular” se refiere al pueblo, a lo que le afecta, le compete, le corresponde. El populismo, en cambio,  que muchos tienden a comparar o confundir, toma al pueblo como elemento legitimador de una encubierta fundamentación de la acción en que se sustenta. Y cuando de la acción política partidaria se trata, fácilmente atrapa en las redes de la irracionalidad, la deslealtad y la irresponsabilidad a quienes resultan presas fáciles. En esas  redes quedan muchas veces atrapados líderes políticos, servidores públicos, o gente,  de otras disciplinas de la sociedad, a quienes el compromiso con una ética de servicio les ha abandonado, o les abandona circunstancialmente.

Tal parece que en la semana del sábado 2 de los corrientes,  nuestros apreciados diputados y diputadas, en su mayoría, salvo honrosas excepciones, quedaron atrapados en las redes del populismo y de pronto olvidaron que las Cámaras de Diputados y Senadores, respectivamente, constituyen la más alta expresión de la soberanía del pueblo, que es el Congreso Nacional, un escenario, donde muchas veces, sus integrantes,  “deben distinguir cuándo debe cesar la política de partido para dar paso a la política nacional”.

El tiempo transcurrido entre discusiones y análisis multisectoriales, una y otra vez, en busca de un consenso amistoso, consciente y en base al interés colectivo sobre el proyecto de reforma fiscal sometido por el Poder Ejecutivo a la Cámara de Diputados, resultó ser un tiempo perdido, para todas las partes, sobre todo, para la población dominicana en sentido general, que es, por lógica y realidad, una de las partes que más urgía de una salida consensuada en un tiempo prudente. Los argumentos esgrimidos por la opositora mayoría congresional estaban “fundamentados “ en el pueblo, y los seguidores y espectadores que esperaban al otro lado del escenario, interesados todos en una salida viable, realmente nacional, sentían la esperanza de que, al fin! los legisladores están comprendiendo que son representantes de los dominicanos. La oposición de  diputados al gravamen al  café,  azúcar y aceite, que a su juicio sería la enfermedad para el bolsillo de  los pobres, resulta ser menos dañina que el impuesto al gasoil, que es la medicina que  ellos inventaron, pero que será mortal para la canasta familiar y para casi todos los demás productos de consumo. La verdad  es que en  nombre del pueblo se ha pretendido legitimar una acción política partidaria que de pronto borró el carácter de prioridad de la política nacional. Parece que no se ha estado   pensando en la situación del país.

La economía dominicana, -como expresó en una ocasión el Presidente de la República, doctor Leonel Fernández-  está en la Sala de Recuperación, luego de ser sacada de la unidad de cuidados intensivos, por su estado de gravedad, debe continuar en tratamiento especial. El Partido de gobierno, PLD y sus fuerzas aliadas  desarrollan esfuerzos de concertación  hacia un proyecto de desarrollo nacional que priorice los intereses públicos colectivos y nacionales. La agenda nacional contiene, y se le suman cada día, temas de política nacional, para los que la unidad, el acceso a la participación, el diálogo y el consenso son esenciales. La República Dominicana es uno de los países piloto para impulsar las metas de los objetivos de desarrollo del milenio. A partir de enero del 2006, el país debe comenzar a caminar sobre el RD-CAFTA. Dos de los partidos políticos mayoritarios (PRD, PRSC) están afectados por situaciones internas. Nuevos partidos políticos están en proceso de reconocimiento ante la JCE, otros en vía de formación. La sociedad dominicana está en la antesala de unas elecciones congresionales y municipales en las que el pueblo tendrá la última palabra. ¿Cómo entender, entonces, la actitud de esa mayoría opositora congresional,  que luego de ingentes esfuerzos para avanzar, en un asunto de política nacional, contribuye a retroceder, como si no hubo una ponderación previa?

Tal vez está haciendo falta una  reorientación de la visión política de muchas personas como funcionario público  y como  opositor político, en términos de la política partidaria y de la política nacional. En  el justo contexto no es ser o convertirse en oponente “gratuito”. Aunque parezca lo mismo, éste, mide fuerza, el primero, ideas. La política nacional es un asunto ideas, un asunto de todos. Y en ésta, el populismo no cabe.

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