De lo sublime a lo ridículo

De lo sublime a lo ridículo

Harto, aunque no satisfecho de violar expresamente la ley de libre acceso a la información pública, el presidente Leonel Fernández propone ahora añadir mayores restricciones al conocimiento público de los actos del gobierno.

Aparenta olvidar el Mandatario de la Constitución que, mientras más transparente sea su Administración, mejor serviría el pueblo que lo eligió. Pero no. Cuando avizoran el fin de zafra del erario, los hurones tienden a apresurarse para ocultar las plumas del gallinero que saquearon durante una docena de años. En lo adelante, se esmerarán en desaparecer documentos mientras la transparencia, que siempre evadieron, terminará por opacarse absolutamente.

Reincidiendo en su habitual subestimación de la inteligencia del pueblo dominicano, Leonel alerta, en nombre de la lucha contra el terrorismo diciendo: “Hay informaciones que comprometen la seguridad del Estado que no deben ser de dominio público como, por ejemplo, los informes diarios del Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), así como los planos del Palacio Nacional, el Metro de Santo Domingo y el aeropuerto internacional de Las Américas.”

Resulta ridículo utilizar el terrorismo como excusa para justificar la manipulación de mucha información que debía ser absolutamente pública. El verdadero terrorismo que se cierne sobre nuestro país es la violencia oficial, la corrupción gubernamental y, sobre todo, la impunidad que trata de eternizarlas. El terrorista es este gobierno que las pone en práctica y, claro está, quisiera mantenerlas en secreto.

El DNI fue una creación de Estados Unidos a raíz de la invasión militar de 1965. Todavía hoy, el imperio contribuye con su financiamiento y operación. Son ellos quienes ponen y quitan Directores, así como chantajean con la visa de entrada a su territorio a los que salen de su gracia. La CIA sí puede saber todo lo relacionado con la seguridad del Estado, el pueblo no.

Malgasta el tiempo el Presidente. En los informes del DNI no hay secretos para el crimen organizado, civil y militar. Nunca podremos olvidar que el capitán Quirino llamó al entonces Director de ese organismo para que lo rescatara cuando fue capturado con un enorme cargamento de drogas narcóticas. Eso para no mencionar decenas de miembros de ese aparato de seguridad del Estado que han sido evidenciados, aunque nunca condenados, por sus estrechas vinculaciones con el narcotráfico, el contrabando y el sicariato.

En cuanto a utilizar las edificaciones del Palacio Nacional y el aeropuerto como coartadas para encubrir los despilfarros del tren subterráneo con débiles subterfugios, también resulta ridículo. Luego de 64 años de construido, los planos de la sede del Poder Ejecutivo aparecen hasta en los libros de texto. La práctica ha demostrado que los planos del aeropuerto no hacen falta para los contrabandos de armas y de drogas encabezados por militares. Ridículo resulta seguir ocultando la corrupción. Los planos del Metro lo hicieron técnicos españoles, los vagones y las vías fueron fabricados por empresas francesas y brasileñas, la OPRET tiene asesores y consultores colombianos, mientras las obras están siendo construidas por haitianos. Parece que esos extranjeros tienen calidad para conocer secretos del Estado que al pueblo dominicano se le quiere negar.

Según refleja la prensa, en la ley que propone el Presidente, se establecerían niveles de ocultamiento a las informaciones, clasificándolas como “Muy Secretas”, “Secretas”, “Clasificadas”, “Desclasificadas” y “Disponibles para el Público”. Es de imaginar que entre las “Muy Secretas” debe estar cuánto costó la primera línea del Metro y cuánto está costando la segunda línea. Entre las “Secretas” debe aparecer el destino de los cientos de millones de dólares del préstamo de la Sun Land y por qué convirtió a Félix Bautista y a Rafael Calderón en Senadores de la República. Las “Clasificadas” deben incluir por qué se opuso Estados Unidos a la designación del general Medina como Ministro de las Fuerzas Armadas. Bajo “Desclasificada” pudiera encontrarse el por qué Euclides Gutiérrez no ha pagado durante casi seis años su consumo de energía eléctrica. Entonces, quedaría para la categoría de “Disponible para el Público” que el sol salió esta mañana a las 06:29.

Escondiendo tanta información comprometedora no evadirán sus responsabilidades, aunque logren, por ahora, eludir la recurrente pesadilla de despertar en una lujosa habitación de la cárcel de Najayo.

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