De modelos y juventud perdida por PLD

De modelos y juventud perdida por PLD

Rubén Darío en su “Canción de otoño en primavera” llamaba la Juventud como “divino tesoro” que se iba “para no volver”: El político dominicano  Francisco Prats-Ramírez retozaba con el verso advirtiendo que no era tesoro precisamente por ser juventud, fugaz, mientras los tesoros son perpetuables. Lecuona en su magistral composición. interpretada entre otros por Plácido Domingo, denostaba melancolía al entonar “Juventud que te vas…”

La juventud que cautivó el PLD hasta proporcionarle el poder, mediante recolección de fondos en alcancías e inscripción en la modernidad mediática e  informática, se le está yendo al PLD como demuestran encuestas, protestas y manifestaciones en redes sociales.

Podrá argumentarse que la inconformidad de la juventud constituye un signo del tiempo a juzgar por lo acontecido en España y nordeste árabe de África. Pero en esas latitudes la crisis económica y gobiernos teocráticos de larguísima data colmaron la paciencia de sus jóvenes. En el caso dominicano, la rebeldía se ha traducido en la pérdida de votos juveniles por parte del PLD por el modelo económico y deficiente gestión aplicados; frustrando aspiraciones y expectativas de la juventud.

Del modelo puede decirse que la globalización consonante con el neoliberalismo paradigmáticamente enarbolada desde 1996 ha provocado importaciones que desplazan productores con la consecuente pérdida de puestos de trabajo y que el populismo, aplicado mediante subsidios, fomentan privilegios, dependencia y ocio madre de vicios impulsadores de delincuencia magnificada por tímido combate a la corrupción.

La gestión administrativa puede calificarse confusa entre fines y medios. Predomina el uso de Internet no para percatarse y resolver las necesidades de la juventud sino como entretenimiento y conversación entre empleados. Se duplican funciones estatales y se concentran acciones en elogio mutuo, espectáculos y premiaciones adulatorias. La modernidad y transparencia dejan mucho que desear ante la dificultad de accesar a portales electrónicos que, además, no contienen informaciones precisas de lo que hacen, limitándose a consignar lo que “deben” hacer. Abundan espacios vacíos y referencias a otras páginas.

No aparecen acciones concretas, más allá de repetir mandatos legales, relacionados con la excelencia académica en niveles de estudio, fomento de espíritu de trabajo y superación, capacidad de emprendimiento y preparación para la competencia, mecanismos para canalización de oferta y demanda de puestos de trabajo o apoyo a iniciativas microempresariales. Ni de exaltación de la ética, moral y civismo imprescindibles para reforzar nuestra identidad.

No en vano el PLD redujo votaciones en el 2010, en 19,000 votos, con relación a las similares del 2006; a pesar de incrementarse, entre estos años, el número de electores en 600,000 jóvenes.

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