De muchos y de pocos

De muchos y de pocos

Todos cometemos errores, unos más graves que otros, probablemente los de ciento ochenta grados sean los de peores consecuencias. Esos son en los que actuamos, aun inconscientemente, de manera contraria a lo que debía ser. Si vamos al norte y tomamos una vía que se dirige al sur, obviamente, nunca llegaremos a nuestro destino, ni siquiera cerca.
El párrafo precedente viene a cuentas observando lo que hemos hecho los dominicanos después de la muerte de Trujillo. Pareciera que nos hemos confundido y llegamos a la conclusión de que en sus gobiernos todo estuvo mal, muy mal; por tanto, no hemos querido mantener o repetir ninguna de sus herencias o acciones. En consecuencia, creemos que si él exigió respeto y cumplimiento ya no es necesario. Por esta vía sur llegamos a donde nos encontramos, con pocos visos de que saldremos a nuestro norte.
La fuerza de esa corriente es poderosa, ha arrastrado a los políticos, al pueblo dominicano y solo unos pocos reconocen la capacidad administrativa de Trujillo pero normalmente lo hacen en privado, mientras el discurso general sigue el torrente imponente; ni qué decir de aplicar normas que en realidad no son del Jefe, sino de sana administración.
CORDE era un conjunto de ricas empresas que dejó la familia Trujillo. Hoy CORDE está en proceso de disolución luego de muchos años de malas administraciones. Una a una, las empresas del emporio se hicieron deficitarias, llegando a ser una pesada carga para el gobierno central. Cabría preguntarse qué habría sucedido si en vez de deficitarias hubieran sido exitosas y sus beneficios reinvertido en el pueblo dominicano.
El caso de la UASD es interesante pues parece que sus diversas autoridades, profesores, empleados y estudiantes se han esmerado en crear una situación que no tiene salida. Es cierto que todas las personas tienen derecho a una buena educación pero no todas pueden ser profesionales liberales, para esto se requiere un nivel de inteligencia y dedicación que elude a la gran mayoría de las personas, entonces, insistir en mantenerse “estudiando” una carrera más de lo razonable, implica dispendio de recursos sin ningún propósito; investir a alguien porque simplemente ha sido persistente, es peor.
En asuntos de educación a cualquier nivel no hay que buscar mucho, basta con mirar a los países que gozan de una buena e imitarlos. En el país se oye con frecuencia: no somos suizos, para justificar de alguna manera algo que hacemos incorrecto o con poco éxito, en realidad, si eso queremos, deberíamos preguntarnos: “cómo alcanzamos el nivel suizo” y copiarlos. Al paso del tiempo varios países han emulado otros.
¿Qué le exigen los suizos a sus jóvenes para poder estudiar en una de sus universidades? Deben ser bachilleres, por supuesto, pero pasar la barrera del bachillerato le es permitido solamente a los estudiantes muy buenos desde temprana edad. En efecto, alrededor de los trece años el/la estudiante debe tener un promedio de A, los que cumplen ese requisito son calificados de nivel P y esos pueden entrar a secundaria, donde deben obtener buenas calificaciones, pasados estos obstáculos, tienen opción a tomar el examen de entrada a la universidad que elijan, si lo pasan, comienzan a formar parte del cuerpo universitario hasta graduarse en cuatro o cinco años. Los que no alcanzan el nivel P tienen la opción de las escuelas vocacionales.
En los estadounidenses es diferente, todos pueden hacer el “high school” pero para entrar en una buena universidad hay que tomar exámenes, la calificación define a cuáles tiene opción de ser aceptado. Si es aceptado debe mantener un promedio mínimo determinado, de lo contrario, es expulsado de la universidad.
En educación depende del nivel que consideremos; primaria es de muchos, secundaria quizá también pero carreras liberales son para pocos. No avanzamos si tenemos en una oficina muchos profesionales que no sepan resolver problemas, basta con uno y los demás aprenderán de él. Este modelo ha sido seguido con éxito en Europa desde hace siglos, tanto en sus escuelas vocacionales como superiores, donde un pequeño número de estudiantes se agrupan alrededor del maestro de principio a fin.

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