De muertes y triunfos (5)

De muertes y triunfos (5)

El ex-embajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe Pierce, escribió un artículo notable en el periódico “Excélsior”, acerca de la situación general de la sociedad cubana. Lo escribió en marzo de 2010; se refiere a un discurso de Fidel Castro, pronunciado en la Universidad de La Habana “poco antes de abandonar el poder”. Fidel Castro dijo en su alocución: si los errores en la conducción de la revolución no se corrigen, los cubanos van a lograr lo que el imperialismo nunca pudo: destruir la propia revolución. Cuenta Pascoe que Fidel habló “con crudeza” de la corrupción reinante en “todos los niveles” de la sociedad; se refirió al “robo hormiga” en los centros de trabajo.

Dijo también que había productividad declinante, laxitud laboral, poca convicción revolucionaria y, además, “enajenación masiva” de los jóvenes hacia el sistema político. Creía entonces Fidel que esos problemas y errores podrían ser corregidos por las estructuras del poder político cubano. Pascoe afirma que en vez de enmendar errores, el gobierno de Raúl Castro ha “optado por la represión de los ciudadanos que disienten del rumbo que ha tomado el país”.
El antiguo embajador de México en Cuba no es un conservador; procede ideológicamente de la izquierda. Explica que Cuba está gobernada por una “casta burocrática declinante que ha perdido una franja significativa de su legitimidad social”.
El discurso del propio Fidel y los comentarios de un embajador que ha vivido en Cuba, no pueden ser más expresivos. El modelo, “económico y político” ha fracasado, a juicio del ex-diplomático. Es por eso que Fidel ha dicho que el llamado “modelo cubano” ya no le sirve ni siquiera a los cubanos. Marx hizo la crítica del capitalismo, pero nunca expuso cómo debía ser administrado el socialismo.
No obstante, cuando existe un solo partido y la fuerza política descansa en el poder militar, las decisiones son impuestas desde arriba. Los guerrilleros triunfantes entraron en La Habana en 1959. Desde entonces han decidido qué debe hacerse con los homosexuales, con la producción del azúcar, con la ganadería. Si no salen bien las cosas, realizan una especie de confesión-auto-crítica y emprenden enseguida “un camino nuevo”. El triunfo de Trump fue una sorpresa; la muerte de Fidel no.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas