Hace tres décadas y media se creó Fotogrupo, y logró seguir adelante con permanentes inquietudes de renovación y reuniones periódicas, aunque haya sido golpeado pronto con la pérdida de su fundador Wifredo García, que de inmediato le había comunicado dinamismo.

Muy recientemente fallecieron dos de sus miembros eminentes, los arquitectos Pablo Morel y Vicente Tolentino.

Sin que deje de ser un recordatorio emocionado, un núcleo de esa asociación expuso en la Galería Nacional de Bellas Artes. Se le unió en esta presentación un segundo colectivo fotográfico, muy joven, F64 –nombre enigmático en primera lectura–. Ello testimonia la gran vitalidad de la fotografía nacional, también su ánimo y capacidad por juntar sus talentos, algo que en el arte no siempre se manifiesta…

No hay aquí una definición grupal compartida, sino que cada expositor da curso libre a su respectivo estilo en torno a una temática “mayor”, la mujer (dominicana) y la celebración universal de su día.

La muestra “De mujeres” tiene por finalidad, no solamente un documento intensificando lo real observado en sus enfoques, sino que diversifica la expresión artística como objetivo prioritario, a color casi siempre, y se comprueba que el ojo de la cámara digital cuenta con una mirada infinita. Ahora bien, se hizo previamente una curaduría a cargo de varios artistas del lente, oriundos de los dos grupos, y el fotógrafo Tony Fondeur, ligado a ambas asociaciones, ha sido un organizador eficiente y entusiasta.

La exposición. La muestra – su título lo puede señalar– se concibió con motivo del Día Internacional de la Mujer. Programada como colectiva itinerante, pasó de Bellas Artes a la Galería 360 donde se exhibe actualmente, y luego viajará al Palacio Consistorial de Santiago, que probablemente no será el final de su periplo.

“De mujeres” es un ejemplo de lo que se debería hacer con la máxima frecuencia: fácilmente transportable, una exposición de fotografía puede emprender un recorrido por distintas instituciones y ciudades.

En lo concerniente a su contenido, los expositores abordan, directa o indirectamente, el mundo femenino y sus atributos privilegiados, pero se ha evitado focalizar abusos y violencia.

La reivindicación es aquella del homenaje, según las predilecciones y la misma diversidad de los talentos, y las imágenes han sido seleccionadas valorando la plena libertad de los autores. ¡Lo importante reside en la personalidad que retrata y la persona retratada!

Frida Kahlo, famosa pintora mexicana tan fotografiada, afirmaba: “¡He retratado mi realidad!”. En esta exposición, los artistas han expresado, con una visión singular, “su” realidad, siendo la fotografía proyección directa de la identidad, más que cualquier otro medio de expresión.

Lógicamente nuestros fotógrafos han captado tema y sujetos, según vivencias personales, retratos identificables y más a menudo anónimos, enfoques colectivos, actividades y oficios, iconografía mariana y religiosa.

Esas tomas y sus diferentes ángulos conjugan aspectos físicos y sicológicos, antropológicos y sociales: cada fotógrafo revela sus propios sentimientos, su propia estética, su propia creatividad.

Si inicialmente el conjunto seleccionado se destinó a celebrar el día de la mujer, luego, como reconocimiento y fecha dedicada a la madre, se sugirió que cada una de esas protagonistas, en determinadas situaciones y momentos, puede ser una madre –de ayer, hoy o mañana–. La maternidad tiene, pues, su importancia aquí, desde el embarazo y la aurora de una criatura nueva, hasta el ocaso en que la (bis)abuela recuerda el crecimiento de sus retoños, esté presente o no “el fruto de sus entrañas”. Las circunstancias suelen determinar una mirada, ¡y la expresión “dar a luz” tiene además una connotación muy especial y concreta, cuando de fotografía se trata!

En “De mujeres”, participan casi 30 expositores, no les podemos dedicar una atención individual, sino afirmar que nos seducen su contenido, su expresividad, su léxico, y que algunas de esas imágenes alcanzan el nivel de… ganadoras de concursos.