POR ALEXIS MÉNDEZ
Julio Virdes y yo pasamos la tarde de un viernes, que entre conocimiento y entretenimiento, fue manjar de dioses. Conversábamos con Jorge Rocha, un amigo uruguayo que, como nosotros, se dedica a “vociferar” lo bueno que tiene la música.

Entre complacencias y afinidades demostradas, Jorge nos habló de manifestaciones que se dan en su país. Por ejemplo, habló de plena, pero de plena que se hace en Uruguay.

Fue fascinante saber que los uruguayos, de los que siempre he encontrado más lasos con los europeos, que con los caribeños, hayan adoptado esta música, cuya patente es puertorriqueña.

Más sorpresa llegaron cuando, al referirse al disco “La Rosa de los vientos” de Rubén Blades, Jorge nos recomendó escuchar  el último corte. Se refería al tema “Amándote”, el cual yo había oído desde la salida de aquel álbum, en 1996, y del cual yo había advertido una rara y agradable fusión, de la cual especulé al pensar que tenía influencia del Brasil.

La verdad me la dio Jorge al hablarme del candombe. Aquella composición era un candombe, expresión musical de los negros de Uruguay, y la cual Rubén respetó. Es una composición del montevideano Jaime Roos, del cual supe, por referencia, es un músico y autor de alto calibre. Una nota encontrada en la Internet describía el trabajo de Roos de la siguiente manera: “Su música es una combinación de cuatro elementos básico: Rock, candombe, murga y milonga, fusionados con una naturalidad y consistencia verdaderamente sorprendentes. Fuera de estos ingredientes principales podemos encontrar, además, toque de jazz, vals, bolero, música centroamericana, huayco, etc. En fin, todo lo que pueda proveer la música popular”.

Tanto Julio como yo expresamos el deseo de borrar nuestra ignorancia. Enterarnos de que un Uruguay existe una colectividad de origen africano que ha logrado sobrevivir y conservar muchas costumbres, nos llenó de emoción y nos empujó a buscar más.

-Que lejos hemos llegado, hermano-le dije a Julio.

Jorge, al oír esto se sonrío, quizás porque, a pesar de su puntiaguda nariz y otros rasgos del viejo continente, él también lleva un negro por dentro.

Luego de la memorable reunión, solo quedó escuchar el único candombe que teníamos: “Amándote”, interpretado por Rubén Blades. También nos quedó esperar que Jorge Rocha nos envíe algunos discos de candombe y plena ejecutada por grupos uruguayos.

“Una noticia fechada 23 de febrero del 2006 hablaba de que las autoridades uruguayas propusieron a la UNESCO postular al candombe como patrimonio cultural de la humanidad, no sólo por la fuerte carga cultural que este arrastra sino porque es un fenómeno que ha dejado de ser exclusivo de los negros para ser parte de toda la población del país sudamericano.

La magia del candombe se manifiesta por todo lo alto, cuando se realiza el carnaval de Montevideo, conocido como el más largo del mundo, por su duración de 40 días. Aquí sobresale toda manifestación artística de los negros de Uruguay.

En sus comienzos el candombe fue una danza dramática que reunía a los esclavos y que se realizaba el 6 de enero, día de Reyes, en acción de la celebración de los reyes congos.

El nombre de candombe o tambos, como se le llamó hasta 1830, tenía diferentes significados: De un lado, se llamaban así a los lugares de reunión de los africanos. También se llamaba así a la danza que se manifestaba en dichas reuniones”.

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