De nuevo el caso haitiano

De nuevo el caso haitiano

Después de nuestra entrega anterior sobre la incidencia de la migración haitiana en nuestro país, acaecieron dos acontecimientos que demuestran la preeminencia y el trato preferencial que el Gobierno Dominicano dispensa a los migrantes de Haití, tanto legales como ilegales.
El antiguo ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Francisco Domínguez Brito, había logrado desalojar los ocupantes de la Reserva Ecológica de Valle Nuevo en el municipio de Constanza, ya que desarrollar labores agrícolas perjudicaba los ríos y escorrentías que manaban desde esa zona. Pues bien, inmigrantes haitianos procedieron a ocupar esa delicada y estratégica comarca y nuestras autoridades no procedieron inmediatamente al legal desalojo de un lugar en el cual anteriormente habían sido expulsados los dominicanos que cultivaban vegetales en dicha demarcación, lo cual puede deducirse en cierta complicidad entre los funcionarios de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
El 29 de diciembre del pasado año, una multitud de haitianos enardecidos taponaron un puente de la carretera Higüey-El Seíbo que pudo degenerar en una feroz confrontación entre los usuarios de dicha vía. Este tipo de manifestación debió haber sido objeto de sanciones para los violadores del derecho de tránsito; sin embargo, las autoridades tardaron el tiempo suficiente para que hubiese acontecido un grave incidente inclusivo con pérdida de vidas.
Estos acontecimientos en los cuales se percibe una actitud permisiva del Gobierno dominicano, han hecho resurgir movimientos nacionalistas como Antigua Orden el cual amenaza en convertirse en una agrupación para-militar, lo cual en un futuro cercano, podría traer enfrentamientos con las fuerzas armadas a las cuales acusan de tolerantes.
Los inmigrantes haitianos han llegado al extremo de atreverse a realizar una concentración en el Altar de la Patria en el parque Independencia en donde reposan los restos de los tres Padres de la Patria, fundadores de la agrupación patriótica La Trinitaria, formada precisamente para expulsar los invasores haitianos de suelo dominicano. Este tipo de provocación, así como la quema de una bandera dominicana en Hato Mayor, el movimiento con camisetas “Ocupando nuestro Territorio”, y pretender que la estatua de Juan Pablo Duarte en New York fuese removida, hace que de continuar esta escalonada de bravatas, los dominicanos riposten de manera violenta a tantas permisibilidades.
No es un secreto, que la gran masa de trabajadores de la construcción en la zona de Punta Cana-Bávaro-Macao la constituyen obreros haitianos cuya mayoría habita en un lugar denominando el Hoyo de Friusa en donde el Pequeño Haití de Santo Domingo se queda corto por mucho. Es más, las autoridades dominicanos tienen miedo de penetrar en este recinto cuando ocurren violaciones al orden público.
Creemos que la institución denominada Efemérides Patrias o los componentes del Instituto Duartiano, deberían formar un equipo investigativo para determinar las instituciones que propician la fusión o la unión entre ambos países. Asimismo, las ONG que subvencionadas con dinero de los contribuyentes dominicanos, se dedican a promover la construcción de hospitales o casas de albergue a los haitianos residentes y no a la construcción de las mismas facilidades en territorio haitiano.
Existen países, inclusive los miembros del CARICOM, que para evitar la inmigración en sus países, propician y acusan al Estado dominicano de racista y sin embargo, ellos los deportan sin contemplaciones, a pesar de persistir en que sea la República Dominicana que se haga cargo de los mismos.
A nuestro país se le pide cuentas por ejercer el legítimo derecho de ejercer la soberanía sobre su territorio, pero a otras naciones, especialmente aquellas que promueven la fusión, cuando ejercen las leyes de Migración y expulsan a los indocumentados, los organismos que defienden los derechos humanos, en complicidad con las ONG, se quedan de brazos cruzados.
Entonces, en donde hay tela que cortar, que se indague qué ha hecho el expresidente William Jefferson Clinton con los cuantiosos recursos aportados por diferentes países para la reconstrucción de Haití, sin que a la fecha, ni siquiera ha podido reconstruir el Palacio Nacional de Puerto Príncipe.

Alertamos pues a los dominicanos, que se mantengan alertas y sin cometer acciones que se puedan considerar discriminatorias, se aboquen a defender su país para que la “candelita” compuesta por los “inocentes” haitianos, no se convierta en un caballo de Troya. Termino con una de mis frases favoritas: “Quien pronto olvida, invita a la ofensa”.

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