¿De nuevo habrá violencia en las calles?

¿De nuevo habrá violencia en las calles?

Debemos estar conscientes que los más pobres y los descontentos, no podrán nunca aceptar una sociedad, cuya estructura y forma de actuar le cierre las oportunidades, restringa el derecho a ser propietario de una vivienda o de la tierra para poderla trabajar sin expectativas racionales y sin límites mínimos convenientes y protección, porque necesariamente la violencia será la respuesta, porque la frustración lleva inexorablemente a recurrir a esos métodos, porque las limosnas que se dan a un hombre desnudo en la calle, no satisfacen las obligaciones del Estado, el cual debe a todos una subsistencia segura, el alimento, un vestido decoroso  y un género de vida que no sea contrario a la salud.

Es preciso crear un Estado que se constituya en una “compañía de responsabilidad ilimitada, dedicada a la actividad de asegurar a toda persona en cualquier momento frente a cualquier riesgo”, desde su nacimiento hasta la muerte, la cobertura de todas las necesidades y riesgos sociales de los ciudadanos, aún cuando sabemos de la inviabilidad económica y de los defectos dañinos y morales, cuando determinados programas que se llevan a efecto contra la pobreza, resultan que el premiar a ésta lo que se hace es producir más pobreza, cuando intensificamos el noble propósito de ayudarlos.

Esta súper sabido que el llamado estado de bienestar, que suelen defender con decidido empeño los socialistas, resulta un concepto para más bien corromper a la clase obrera y eso lo saben hasta la saciedad los marxistas, por lo cual nuestra posición es la de desarrollar el país para crear más fuentes de trabajo digno, bien remunerado, con un Estado sano, vigilante de la ley, que no se olvide desde luego, de la asistencia social bien dirigida y controlada bajo el signo de que “la seguridad de cualquier individuo pueda contar con un nivel mínimo de ingresos, es decir, la existencia de una especie de red de seguridad por debajo de la cual nadie puede caer. Parece no sólo protección legítima contra ciertos riesgos que a todos puedan afectar, sino mecanismo incluso imprescindible a la gran sociedad.

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