De orgasmo, lascivia y salvación

De orgasmo, lascivia y salvación

Según un experto en asuntos  cerebrales, hay una relación entre el cerebro, el orgasmo y la conciencia. De acuerdo a lo que entendí de su artículo “El cerebro y orgasmo”, de este domingo 1ro. de septiembre pasado publicado en la página 8A, mientras mayor es la intensidad del orgasmo, menos conciencia hay de lo que se está haciendo.  Diría entonces que es  como una suerte de éxtasis peligroso. “Se alteraron los sistemas de la atención y el comportamiento –se pierde la conciencia-. Esto explicaría algunas conductas bizarras”, según el especialista.

En otras palabras, cuando hay que usar la imaginación para una mayor intensidad del orgasmo, se pierde la conciencia, y usted no tiene control de lo que hace, no tiene dominio propio, da lugar a que se produzcan comportamiento anormales y desenfrenados en la vida sexual.    La sexualidad normal, en ese caso, deja a la persona en insatisfacción. Los que procuran el erotismo, más que la sexualidad, necesitan fetichismo, objetos, películas, posiciones diversas y se cae fácilmente  en perversión o aberraciones sexuales, y en algunos casos, en infidelidad, en divorcio y descomposición familiar.

La  palabra de Dios,  la Biblia, es la que nos puede ofrecer la luz apropiada. Y según el libro 1 Pedro capítulo 4, versículo 3, Dios nos habla que no andemos en lascivia, ni en orgías, ni abominables idolatrías, que es cuando nuestro corazón sustituye a Dios, por la búsqueda del  placer sexual. Cuando tenemos a Cristo en el corazón, Dios pone el querer como el hacer en todo, incluyendo en la sexualidad.

El apóstol Pablo ha declarado que todas las cosas nos son lícitas, mas no todas nos convienen. Dios permite y recomienda el sexo solo en el matrimonio. Pero nos dice también que cada quien sepa tener su mujer en santidad y honor.

La lascivia, en cambio,  es un espíritu maligno, es un  deseo sexual sin límite, es un desenfreno. Y la gente lo confunde con el amor a primera vista. Es buscar el placer sexual a como dé lugar, no importa los medios, ni la cantidad de veces que se pueda obtener el orgasmo. Es un espíritu contrario a Dios. El que se cree superior porque tenga muchos orgasmos desenfrenados, que rayan en lo erótico o pornográfico,  en lugar de tener conciencia y poner a Dios y a Jesucristo en medio de todo,  es probable que esté cavando su propia condenación Si es el caso, es mejor que se arrepienta, pida perdón a Dios, y a su pareja, y que acepte a Jesucristo en su corazón para que alcance la salvación y la vida eterna.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas