De pelota y política

De pelota y política

Estamos escasamente a una semana del inicio de la temporada de béisbol profesional, el pasatiempo favorito de los dominicanos. ¿Antes o después de la política?

Regocija saber que este año la fanaticada no tendrá la fatídica e incómoda tanda de mensajes de aspirantes a cargos públicos.

Se tiene la percepción, por los anuncios de los dirigentes de los equipos, que tendremos un reñido campeonato de pelota.

Son muchos los esperanzados en que el trofeo vuelva a la capital; los “del campo” aspiran a conquistarlo. Es ley de la vida.

Entre pronósticos y clamores, análisis y pujas, sin embargo, queda el país.

Nación que se esfuerza por ser mejor, que anhela ver erradicados los ancestrales males que detienen su impulso, que bloquean los intentos de su gente de vivir sin sobresaltos.

La pelota nos atrapará durante seis meses; en el guante del camino permanecerán muchas aspiraciones.

El juego es pasatiempo, emoción, aventura y a veces una apuesta a la suerte.

Los colores del béisbol criollo entrarán al terreno de juego en su más alta intensidad, con el brillo propio de los que se entregan con fervor a la contienda.

Hay confianza y esperanza, propósitos y despropósitos, metas que cumplir y disciplinas que observar.

Habrá que emplearse para triunfar.

Pronto comenzará la pelota, pasatiempo favorito del dominicano. ¿Antes o después de la política?

Águilas, Licey, Escogido, Azucareros, Estrellas y Gigantes del Cibao regresan al terreno.

Habrá pausa en la actividad política.

¡Qué gane el mejor!  

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