HÉCTOR PEREYRA ARIZA
Dick Morris en su libro Juegos de Poder escribe: La política es la persecución del poder. La historia es el relato de esa persecución. Platón escribió en su Diálogo Las Leyes una advertencia sobre el poder político. No hay alma humana, joven e irresponsable, que sea capaz de retener la tentación al poder arbitrario, nadie que bajo estas circunstancias, no se llene de locura que es la peor de las enfermedades y que no sea odiado por sus amigos más queridos y cercanos, cuando esto suceda, su reino estará minado y todo su poder desaparecerá.
Lord Acton en 1887 escribió el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Esto ocurre cuando el poder se ejerce de una manera desenfrenada, sin los controles de una alta conducta humana. Hobbes dijo en el siglo XVII lo siguiente, ya no sobre los efectos del poder en la conducta del hombre, sino mas bien sobre las consideraciones que despierta de este modo señaló, en primer lugar como inclinación de la humanidad entera, un perpetuo e incesante afán de poder, que cesa solo con la muerte. Federico Nietzche, en la última década del siglo XIX dijo que la esencia del ser es la voluntad de poderío, de modo que el goce equivale a todo aumento de poder y el desplacer a todo sentimiento de no poder resistir, de no poder hacerse el amo, Robert Dahl dice que nadie puede presumir todavía de dominar profundamente los misterios del poder. Sin embargo, el estudio desplegado desde la época de Platón, ha producido algún conocimiento que se ha acumulado a lo largo de los siglos, y hoy se cuenta con una base de doctrina bastante esclarecedora sobre puntos fundamentales de tal misterio. El problema del poder ha atraído el esfuerzo teórico de especialistas en diversas disciplinas, sobre todo la sociología, la psicología social y la antropología política; hoy existen muchas publicaciones sobre este tema. La fórmula de Robert Dahl el poder de una persona A sobre una persona B, es la capacidad de A para conseguir que B haga algo que no haría sin la intervención de A. El poder político es mucho más complejo y extenso que esa relación de ascendencia entre dos personas. En el estudio del poder político hay un punto en el que no existen diferencias de fondo entre los politólogos. Ellos aceptan que el referido poder no es una cosa o un objeto que alguien pueda tomar o dejar. El teórico español Tomás Ibanez Gracia expresa que uno puede hacerse con los dispositivos que permiten ejercerlo, pero el poder en si no es el orden de las estructuras materialmente asignables a unas coordenadas espacio-temporales, el poder es una entidad relacional. El poder político se ejerce mediante los instrumentos del Estado, pero tales instrumentos no son el poder político pues este resulta como fenómeno social, únicamente cuando se da una relación política de gobierno entre dos entidades los gobernantes y los gobernados. Fuera de esta relación no puede haber poder político. En el caso de Francisco Morazán, se observa claramente en 1838, cuando la mayor parte de los Estados centroamericanos se retiraron del pacto Federal y el Presidente se quedó con el aparato de gobierno, pero sin el menor poder político a causa de haber desaparecido la relación que le daba sustento. Lo mismo le ocurrió a Gorbachov en 1991, cuando, al desintegrarse la Unión Soviética, quedó con su Kremlin pero sin autoridad, lo que hizo declarar extinguida a la URSS.