De política, Quisling y chaquetas

De política, Quisling y chaquetas

Siempre me gusta citar la sabiduría infantil de mi ahijada Carolina Bonó Suazo cuando le preguntó a mi compadre José Enrique: papi ¿a quién se come?

La fértil imaginación de la niña entendía, víctima de los muñequitos de la televisión, que donde hay algo incorrecto, algo malo, un monstruo debe comerse a los niños.

Desde niña Carolina tuvo la actitud inteliosa (inteligente y maliciosa) como calificaba doña Amantina, la matrona de los Bonó Díaz inolvidable y cariñosa  madre de otros hijos a quienes adoptó con su cariño, como a José Francisco Peña Gómez y a mí entre otros.

Sobran politiqueros como aquel general de la montonera: Gollito Polanco, quien luego de venderse al gobierno comentó  con unos amigos: la paz es buena, pero con cuaito (dinero). Los saltipanquis políticos brincacercas de ahora, son iguales que Gollito Polanco.

Algunos confunden su papel, confunden el norte, salvo que sus acciones no estén fríamente calculadas cuando se inician en la política y solo esperan una oportunidad para iniciar el camino hacia la riqueza, sin que importe el modo en que se obtengan los bienes.

Otros hay que son tan inteligentes que se confunden y en los extraños vericuetos de su mente escogen un blanco, disparan y cuando le flecha cae en el lugar errado, quieren intentan culpar a otros por sus absurdos pasos que los conducen al despeñadero.

El asunto no es si se nada a favor o contra la corriente, sino cuándo, cómo, dónde,  por qué, junto a quienes y si sabe hacia dónde va.

Cuando se nada en un río correntoso hay que saber nadar. Nadar no es sólo bracear de una y otra manera, no es sólo mover las piernas de la manera adecuada para que el esfuerzo culmine en la llegada exitosa, nadar es mucho, muchísimo más que mover los brazos y los pies sobre o dentro del agua.

En política hay  gente que aprende a nadar, comienza bien, promete ser un buen competidor, tiene los mejores consejos, los ejemplos más dignos pero si escucha los cantos de sirena de algunos que lo conducen o le indican un  camino que desconoce, puede y debe fracasar.

El poeta español lo dijo muy claro aunque hay personas que no lo quieren entender:

Se equivocó la paloma /Se equivocaba/Creyó que el cielo era el mar/

Y se equivocaba/ se equivocaba.

Quienes buscan el poder deben actuar con mucha cautela, con sumo cuidado para no provocar ruidos innecesarios, salvo que se trate de la actuación de uno o más quintacolumnistas.

Naturalmente, eso es cuando se busca el poder, pero si en un grupo hay quienes trabajan para el enemigo, basta con aislarlos y denunciarlos, ponerlos en evidencia, no permitirles sus vagabunderías.

Al que le quede el flux, que se lo ponga.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas