De Popola Plus, de normas,
etiquetado y publicidad engañosa

De Popola Plus, de normas, <BR>etiquetado y publicidad engañosa

ALTAGRACIA PAULINO
La ausencia de políticas públicas que protejan al ciudadano común de todas las artimañas de las que se valen algunos proveedores inescrupulosos, la falta de regulación y de aplicación de las normas de producción, la ausencia total de autoridades competentes en la Dirección de normas y sistemas de Calidad y de mecanismo de control para evitar que la publicidad falsa y engañosa nos arropen, son en consecuencia lo que permite que se fomente la cultura del engaño en nuestro país.

En el mes de abril mostramos en la televisión varios productos de consumo doméstico que eran vendidos en las calles sin etiqueta que indicaran el lugar de procedencia, los componentes químicos de esos productos, el fabricante, la fecha de fabricación y de caducidad y otros requisitos que deben avalar el verdadero etiquetado de un producto para salir al mercado.

Incluso la información en la etiqueta estaba en «Espanglis» y con faltas ortográficas. Uno de esos productos era una pasta de dientes solo identificada como «Plus», por el nombre sospecho que es parte del paquete que ofertan de manera clandestina los fabricantes del ya famoso jabón que imagino su gran consumo debido al sustantivo con el que ha sido nominado, «Popola Plus».

La pasta de dientes, según la muestra que poseemos, produce irritación en la encía, pero es mostrada en una caja bien parecida a una marca real del mercado y por el precio cualquiera que no sepa leer puede adquirirla y engordar así a un proveedor invisible.

Esos productos que aparentemente son fabricados en laboratorios de patio, se venden en lugares como el Parque Enriquillo, en la avenida Duarte, en los barrios marginados y en los campos justo por donde transitan muchas personas iletradas, que no tienen acceso a los periódicos y viven el día a día solo con la preocupación de sobrevivir.

Las autoridades se hacen de la vista gorda ante este mercado que opera de manera paralela, arriesgando la vida de los ciudadanos y ciudadanas, dañando el medio ambiente y burlando al fisco porque no pagan impuestos.

Es penoso que en la cresta de la llamada tercera ola, donde por la Internet nos informamos de todo, haya un país en el mundo donde se venda sin que se sepa de que está compuesto un jabón que se llama Popola Plus y un sin número de productos cuyo origen se desconoce.

En esta época donde se han establecido lo que se llama regla de origen, como normas obligadas para determinar la rastreabilidad de los productos, donde la OMC ha asumido las normas del Codex Alimentarius para las reglas del comercio mundial, donde cada país debe definir su política de intercambio en el llamado libre mercado, que no es tan libre justo por las regulaciones, exista la venta de productos como los señalados.

Ahora que tenemos nuevas autoridades en Industria y Comercio y más cuando el país está al borde de la firma del TLC con Estados Unidos se impone una rigurosa política de normas, donde tengan participación no solo los técnicos sino todas aquellas personas a las que le duele este país.

Se necesita una nueva Digenor, creíble, con personas competentes, bien pagadas y con la visión de lo que el país necesita en este nuevo contexto internacional.

En otro plano es necesario que se regule para evitar la publicidad falsa y engañosa que beneficia a unos pocos en perjuicio de la mayoría.

Igualmente debe surgir un organismo de defensa a los derechos del consumidor con el que nos evitaríamos irregularidades como las que afectan al mercado de ofertas cuya existencia constituye una amenaza para la salud y atenta contra la vida de los ciudadanos.

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