De prejuicios, elitismo y política

De prejuicios, elitismo y política

En todas las sociedades divididas en clases y/o grupos sociales se construyen valores, ideas o ideologías, sobre las cuales estas colectividades cimentan las especificidades que diferencian o supuestamente diferencian las unas de las otras y sobre las que algunos pensadores crean determinados prejuicios. En Occidente, los dos tipos emblemáticos de sociedad son la estamental y la burguesa, también llamadas feudal o capitalista, respectivamente. La nuestra, es una sociedad burguesa por ser la industria y el comercio las principales formas de producir riqueza, pero en las actividades sociales, políticas y económicas en cierta medida tienden a predominar valores propios de sociedad estamental.
El privilegio, la desigualdad, el conservadurismo son valores de la sociedad estamental; para la sociedad burguesa, la libertad, la igualdad y ser progresista. A pesar de que, una vez establecido su poder, la burguesía asumió algunas actitudes propias de la nobleza que había derrotado mantuvo los valores del cálculo, la racionalidad y a establecer acuerdos o pactos para impulsar proyectos de interés común. Una de las características de la generalidad de los actores políticos dominicanos es la propensión por no llegar a acuerdos, a cada quien pretender ser el depositario de la verdad y de la virtud absolutas, al orgullo, al exclusivismo propio del elitismo y a rechazar toda forma de articulación político-social
A pesar de que tanto se niega, el prejuicio y el clasismo, propios de la sociedad estamental, desafortunadamente poco estudiada, constituyen taras que han tenido una significativa influencia en el desenlace de determinadas coyunturas históricas y políticas del país. En determinadas coyunturas se han trazado fatídicas líneas rojas contra determinados grupos, personas y/o colectividades políticas aduciéndoles males ancestrales o peligros públicos con los cuales, por la salud de la “patria” cualquier concesión o acuerdo son imposibles. Fruto de ese prejuicio/clasismo, en 1996 se engendró el malhadado “Frente Patriótico”, donde un pretendido sector liberal pactó con los representantes del conservadurismo dominicano que catapultó al poder al grupo político que hoy gobierna.
El elitismo, el prejuicio clasista propio de la sociedad precapitalista o de la nobleza, sectores del país que se reclaman progresistas, lo mantienen aún no solamente frente a ese sector político bloqueado en 1996, el PRD de entonces, sino también frente a sectores realmente progresistas pero política y sociológicamente de origen y naturaleza popular. Expresiones de rechazo fundadas sobre la base de prejuicios contra estos últimos sectores las he escuchado en diversos ambientes. Y es que los prejuicios, en este caso clasistas, presentes en cualquier sociedad, tienden a permear a todos los sectores sociales, expresándose también en actitudes, posiciones y cultura políticas.
La falta de generosidad para ponernos de acuerdo para impulsar proyectos societarios de carácter plural, la tendencia a impulsar proyectos de pequeños grupos o simplemente de individualidades,nuestra inveterada propensión al sectarismo, al particularismo político yla propensión a la genuflexión ante el ego de tantos y que tanto nos lastran como sociedad, podrían ser frutos de los prejuicios, elitismo y clasismo que han jalonado la historia y la cultura nacional.Profundizar en el estudio de las raíces de estas taras político/sociales constituye una ineludible tarea intelectual, académica y política para regenerar este país.

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