¿De qué tregua navideña hablamos?

¿De qué tregua navideña hablamos?

Como cada Navidad escuchamos propuestas de tregua. Provienen inicialmente de hijos de la luz genuinamente interesados en brindar espacio de reflexión para celebrar el nacimiento del maestro galileo; ingenuamente, puesto que al coro de buenas voluntades se suman, sin tenerlas, hijos de las tinieblas para encubrir negligencias o anestesiar conciencias para colar travesuras contrarias al buen desempeño de responsabilidades con la sociedad.
Mientras se pregona tregua, préstamos son aprobados al vapor en Congreso Nacional y prosigue el malgasto de recursos públicos colmándose con canastas contentivas de bebidas alcohólicas, absorbiendo el 22% de su costo. Drogas siguen fluyendo mientras jueces rehúyen temerosos el conocimiento de casos de nuestros capos. Delincuencia no es detenida por operativos con decena de miles de agentes lanzados a calles. Lobistas son contratados para hacer lo que debió hacer la burocracia diplomática. Nuestro ministerio público responde informando con bultos de papeles procesados por corrupción doméstica a la ya sentenciada en Brasil donde precisaron nombres y montos de beneficiarios del dolo. Autopistas millonarias mal construidas siguen cobrándose vidas mientras se cobran “peajes sombras”. Gripe, dengue, rabia y muertes maternas desnudan nuestras precariedades sanitarias.
No hay tregua internacional para amenazar con guerras nucleares. Indicadores bursátiles relevantes de nuestro principal socio comercial caen sostenida y significativamente durante el mes, reforzando predicciones de recesión. Reserva Federal endurece sistemáticamente el costo financiero (tasa de interés) encareciendo nuestro endeudamiento en medio de augurios de enrarecimientos: falta de presupuesto en EEUU, advertencias del otrora gurú de esta institución-Alan Greespan-cuestionando posibilidades de estabilización de esa economía y acrecentamiento de conflictos entre el presidente de la Reserva Federal y el pugnaz presidente de EEUU que lo designó.
No falta quienes propugnan por tregua con la intención de sacar del debate temas espinosos provocados por negligencias administrativas para cumplir obligaciones legales y sociales; como aquellas autoridades que debieron prevenir daños causados por incumplimiento de normas y previsiones sobre seguridad industrial y asentamientos humanos que provocaron enormes pérdidas de vidas humanas y propiedades al incendiarse industria plástica en Villas Agrícolas. Y de dirigentes políticos que postulan tregua para encubrir sus contradicciones e incoherencias.
Estos acontecimientos no le dan tregua a la población dominicana para vivir en paz, orden y seguridad. Ni refuerzan esperanza de alcanzar una vida mejor en términos de satisfacción de necesidades y disponibilidad de puestos de trabajo; resultando hasta irresponsable que instancias con obligaciones postulen y/o se inscriban en tregua.
La única tregua apropiada al conmemorar el nacimiento de Jesús es reflexionar cómo regeneramos nuestro sistema político-social para alcanzar una sociedad más justa, con menos pobreza, como nos indujo aquel que prefirió nacer en pesebre de pastores pobres.

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