De repente se me quemó el carro

De repente se me quemó el carro

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Jah… ¿a cuántos les ha pasado? Eso que de repente el carro se les quema? A muchos, ¿no? Y de seguro ignoraban por qué. Pues sepan que los vehículos de motor a explosión, sea con gasolina, gasoil o gas propano, no son solamente vehículos.

Son también bólidos de fuego secretos, camuflados; máquinas locas por arder completas con todo y su dueño dentro, ese cabrón que cada vez pide más y más velocidad, más y más fuego, más y más exhibición… y el bólido secreto acechando, esperando por un día en que el abusador se descuide, se olvide de ponerle agua o coolant al radiador, o que no se dé cuenta de que se averió el radiador y se vació por completo. El día esperado en que una avería en los conductos de combustible está dejando escapar gas, o que una peladura de alambres eléctricos y chispeantes dejada al aire libre por el sátiro mecánico (desgraciado abusivo estrangulador de nervios y arterias neoprénicas) haga combustionar algún escape de gasolina o gas y ¡RUASHHHHHHH! ¡Venga fuego sin bombero!…

Porque esa es otra cosa… esos pequeños accesorios, tan pequeños y tan caros que cuando no hay fuego parece que cuestan su peso en oro puro. Esos cilíndricos bomberitos extintores que cuando arranca el fuego no están donde debían…¡ay! (como dice la Biblia) “entonces será el llanto y el crujir de dientes…” y el crujir de fierros retorcidos también, y de plástico en franco derretido, y las gomas ardiendo como corazones enamorados de caricatura. Y adiós pintura reluciente, cromados de mi vida, cristales de transparencia lacrimal… adiós a esos papeles que se quedaron en el bulto (y al bulto también), adiós a ese cheque que se olvidó cambiar… y al traje de baño nuevo que se quedó en la guantera junto con la Viagra para la playa del día siguiente. Adiós para siempre Buick Skylark, compañero de tantas parrandas. ¡Tantos cuartos gastados en el incendiario romo y nunca se le ocurrió comprar un diminuto apagafuegos para por si acaso!

Bueno, pero cualquiera de las posibilidades anteriores dichas pudo haber sido. Ahora vamos a lo que realmente ocurrió según un vendedor de chicharrones que junto a la carretera ofrece 4 pedacitos de chicharrón (de una y media pulgadas cúbicas) con dos guineitos sanchochados por 50 pesos, (¡ay Dios! Pero esa es otra historia).

Según el chicharronero indicado el dueño del carro llegó ahí, aparcó donde lo ven, subió a su casa, y acto seguido alguien bajó quién sabe por donde y le pegó fuego al carro. ¿Ajuste de cuentas? ¿Venganza pasional? ¿E’ pa’ fuera que van y sin carro? ¿Entonces, no me vas a pagar? ¿Pa’ que no te metas con mi hija que nada más tiene 14 años? ¡Quién sabe! Ni el chicharronero tiene toda la información. Esperen el próximo episodio.

Subasta de chatarra policial

Según me dijo una persona que, aunque estaba vestido de civil era supuestamente un oficial de la Policía, los “ex – cepillos” (Volkswagen) que aparecen en la foto van a ser subastados. ¿Dónde? ¡Quién sabe! Pero seguro que no será en el mismo sitio donde subastaron los motores, las gomas, las baterías, los radiadores, los motores de arranque y otras interioridades de los antiguos carros patrulleros de la Policía.

Aunque preferí no indagar los modelos y las fechas de fabricación de los cepillos “muertos”, muchos de ellos ofrecen a lo lejos un aspecto que no es de chatarra, sino de desmantelamiento.

Mi opinión no es la gran cosa, pero en ella, si se investigara cómo Diablos esos carros llegaron a tal situación, pudiera encontrarse una docena de sorpresas sorpresivamente sorprendentes. Como por ejemplo, a dónde fueron a parar todas las piezas importantes de esos vehículos si ya la policía no está usando cepillos.

Otra cosa importante sería saber dónde hay otros chatarreros similares a éste, porque en algún sitio deben estar los demás cepillos que sirvieron junto a éstos.

Y no es que dudemos del manejo de la Policía Nacional en relación con sus vehículos, de ninguna manera, ¡cómo va a ser!. De quienes dudamos es de los compradores de chatarra, que podrían engañar a la Policía en la compra… esos chatarreros abusadores, que viven acechando a la gente seria para sacarle ventaja… bandidos, sinverguenzas, barriga verdes, que de seguro querrán aprovecharse de la falta de espacio de la Policía para colocar sus vehículos en desuso. De esos chatarreros es que hay que cuidarse… ¡Dios mío ten piedad!

¡Pa’lante con la repartidera!

Ahí estaba un proyecto de ensayos agrarios de la Secretaría de Estado de Agricultura denominado CESDA. Ahí, en esos terrenos, buenísimos para la agricultura se estuvo sembrando plátanos, guineos, yuca, maíz y mil otras viandas para establecer cuáles variedades resultaban de mejor adaptación para diferentes regiones del país.

Pero además, de esos ensayos se obtenía miles de libras de diferentes víveres que eran consumidos por buena parte de la población a precios bajísimos. Pero también, como ocurrió cuando el ciclón David, a esas parcelas bajaron cientos de personas que pudieron subsistir a la falta de alimentos con cantidad de productos que encontraron listos para la recolección.

El primer error fue asentar en sus barracas a cientos de haitianos y dominicanos que habían quedado sin casa por dicho el ciclón. Luego el entonces Secretario de Estado de Agricultura, Tito Hernández, apareció como dueño de una parte de esos terrenos, donde levantó un proyecto habitacional denominado Cerros de San Cristóbal.

Ahora, los funcionarios que se van y otros que se quedan por dos años más se están repartiendo lo que quedaba de esas tierras, dividiéndolas en solares para negociarlos, ocuparlos, usufructuarlos, etc. Y lo mejor es que no hay autoridad que pare esto, porque es la propia “autoridad” de San Cristóbal la que arrancó pa’lante con la repartidera.

Y para eso sí estuvieron listos los tractores, palas mecánicas y otros instrumentos de la Secretaría de Obras Públicas. No cumplieron con el compromiso que hicieron con la Secretaría de Medio Ambiente de abrir un acceso a la Reserva Cuevas del Pomier para completar la primera etapa de su habilitación turística y colaborar para que San Cristóbal tuviera algo digno que presentar en términos turísticos.

No. Lo que importa en San Cristóbal es repartirse lo que hay. Al fin y al cabo quién sabe si tendrán oportunidad de volver.

Los tanques de la Falconbridge

Esos tanques que se ven junto a la autopista “6 de noviembre”, en la orilla oeste del río Haina, al norte de la carretera, son los tanques de combustible de la Falconbridge Dominicana, los cuales se están utilizando… desde el principio, naturalmente, pero un principio que ya pasa de mucho más de 20 años.

Pues son los mismos tanques instalados cuando, naturalmente, se instalaron las tuberías que llevan el combustible que almacenan hasta Bonao, bombeado por una poderosa bomba a través de grandes tuberías, que no por ser grandes resultaron tan sólidas como para aguantar toda una vida, y finalmente reventaron mandando cualquier cantidad de petróleo al arroyo Carvajal. ¿Recuerdan el caso?

Pues a la fecha yo no sé si el resto de tuberías llegó a cambiarse. Es decir, el resto de tubería podrida -por no decir en mal estado – que sigue bombeando petróleo para Bonao. Pero si se cambió esa tubería se realizó en el mayor secreto, porque no lo he visto como noticia en ningún periódico, mucho menos en algún espacio pagado.

Igual no quisiera verlo como una noticia parecida a la vez aquella del arroyo Carvajal, por lo que dejo reguilando ese trompo ahí, a ver si algún comunicador o comunicadora social de Bonao lo recoge, y reguilándolo en la palma de la mano lo lleva hasta Falconbridge, de manera que ellos jueguen también con el trompo éste.

Pero no termino. Me enteré que una profesora de geología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo se desgañita defendiendo la “integridad ambiental” tanto a la Falconbridge como a la Rosario. Claro, ella es empleada de ambos. Pero lo peor es cómo califica a los ambientalistas que señalaron la culpabilidad de la Falconbridge cuando el problema de los peces muertos de la Presa de Hatillo. Y claro, la profesora de marras defenderá además el sistema de bombeo de petróleo por tuberías podridas. De manera que daré su nombre a los comunicadores para que le lleven a ella también el trompo aquel.

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