De sacrificios, dispendios y disciplinas

<p>De sacrificios, dispendios y disciplinas</p>

JACINTO GIMBERNARD PELLERANO
Una cosa es sacrificio y otra, muy distinta, dispendio. Al presidente Balaguer lo criticaban con ironía más o menos soterrada en áreas de ridiculez, zumba y mofa, porque “manejaba las cuentas del Estado como si se tratase de la elemental contabilidad que, en un papelito lleva el pulpero del barrio”.

“El Estado es solemne, técnico, ahíto de complejidades”- decían.

Por supuesto que el manejo del Gobierno de un país es grave asunto. El primero en no desconocer que gobernar es caminar sobre una cuerda floja sobre un precipicio hondo repleto de afiladas agujas pétreas, era el hábil doctor de extensísima ejecutoria. Pero él se informaba, a diario, del dinero que entraba y de lo que podía gastar. Sabía, como Trujillo, de la honestidad o la deshonestidad de cada cual, y de los límites y contornos de sus virtudes y defectos. Tenía gente para cada función…digamos un Generoso Núñez para meticulosos informes económicos, un Bebecito Martínez para construcciones pundonorosas (ahí están todavía, cuando el reciente puente Juan Bosch ya exhibe graves deficiencias avergonzantes -si hubiese vergüenza-), tenía truculentos funcionarios y torturadores. Cada cual en su función como una ficha de ajedrez. Maldita una, bendita otra.

Lo primero es que un país no se puede manejar por consenso. ¿Acaso están todos o la mayoría de acuerdo en una casa..qué es un Estado chiquito?

El gobernante necesita buen sentido, prudencia y valor. Y desconfianza.

Me asombro de la cantidad de millones que se requieren para cualquier cosa. Hasta para cavar letrinas.

Me entristecía saber cómo engañaban sus cercanos al presidente Guzmán. Por una honesta ingeniera-arquitecta supe de los traslados de los equipos de las “clínicas rurales” que tanto satisfacían a Guzmán, llevándolo a inaugurar multitud de “clínicas” con equipos raudamente trasladados en camiones, de un poblado a otro.

Fernández no debe desconocer esos hechos y debe cuidarse de las informaciones de sus interesados allegados políticos, que hasta ahora, por lo que se ve, muy a menudo lo informan mal y aconsejan peor.

El Presidente tiene que decidir qué hacer. Recibir el mérito o enfrentarse a las consecuencias impropias de su error.

¿Qué hace el señor Hans Hertell presidiendo junto al Presidente de la República una negociación en un solemne salón del Palacio Nacional?

Si la señora Condolezza (que no sabe condolerse -véase Irak y otros lugares) Rice (y no es un arroz) imparte o transmite instrucciones para un acuerdo con Verizon ¿por qué no recibir las “recomendaciones-órdenes” en privado y efectuar sus declaraciones públicas con un carácter de decisión presidencial dominicana, acompañado en todo caso por el vicepresidente o el Canciller de la República o el alto funcionario nuestro que se estimare más adecuado?

La diplomacia y el protocolo tienen sus reglas, que podrían, a la ligera, parecer obsoletas, como obsoletas parecen a algunos los antiquísimos ritos del cristianismo, que en verdad obedecen a remotas tradiciones que representan fórmulas, incluso paganas, pero cargadas de simbolismos que tuvieron razón de ser alguna vez pero actualmente obedecen a un concepto de unidad, de consecución. Esa mitra que usan nuestros jerarcas eclesiásticos pertenece a la mitología persa. Se le confundió a menudo con el Dios solar Shannah y luego fue adoptado por el mundo romano…Debemos recordar los sacrificios al Dios Mitra y que el jefe de tal religión era llamado “padre de los padres”. (El Santo Padre?).

Personalmente no me gusta lo del sillón presidencial sobredorado, con el Escudo Nacional a espaldas del mandatario, pero me satisfizo que Fernández no lo utilizase para sentarse junto al embajador Hertell. En verdad, uno siente, “siente” que en nuestra bandera duartiana aparecen reflejos de barras y estrellas.

El martes 5 del mes en curso, agónico del año, este periódico publicó en primera página una infografía (HOY/Prensa Asociada) en la cual se señala que del año 2000 al 2006 la izquierda domina el nuevo mapa político de América Latina: Brasil, Cuba, Chile, Costa Rica, Ecuador, Bolivia, Panamá, Venezuela, Uruguay y Argentina, buscan mejorías en nuevas posiciones políticas. ¡Esperemos que no nos decepcionen!.

Constituimos un gran territorio hispanoparlante.

¿Por qué tan abyecta subordinación a norteamérica, esa población crédula y astutamente informada o desinformada, de turbios y pestilentes intereses de la política comercial?

América, nuestra América, donde empezó todo, no tiene otra excusa que la haraganería para dejarse zarandear como lo hace.

Somos muchos. Somos inteligentes. Somos capaces.

¿Podremos organizarnos?

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