Hoy 
No hay dudas algunas que muchos emprendedores dominicanos estén empeñados en cambiar el skyline y el frente de mar de Santo Domingo. Esta primera ciudad del Nuevo Mundo se erigió, después varios intentos, en la margen occidental del río Ozama.
Pequeña, de perfil bajo y modesto, sin pomposas edificaciones, hoy es la contundente muestra del empeño de Occidente en conquistar espacios nuevos, abrirse mercados y dominar militarmente tierras que desconocían y habían imaginado, incluso en otro continente.
Es un testimonio para la Humanidad de la primera intención de globalizar el mundo. Es una ciudad atada a su río Ozama y a sus márgenes. Atraídos por ese frente de mar, sin valorizar esos atributos, se planeó construir una Isla Artificial revelando esas intenciones.
Se proyectaba otra ciudad privada, frente a nuestras costas, obviando la ciudad histórica, su perfil, su rol en la construcción de la identidad del pueblo dominicano.
Hoy, más sutilmente, silenciosamente, haciendo lobbies en el mundo profesional, (Bienal de Arquitectura) se presenta un nuevo proyecto inmobiliario, Sans Soucí, frente a la ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Es evidente que apabullará sus edificaciones, parecerán más pequeñas incluso, anticuadas frente a las enormes y desproporcionadas edificaciones, que allá se pretende construir.
Podemos afirmar que el proyecto de Isla Artificial se conectaba con el proyecto Sans Soucí, era su atractivo. La intención se completaba con la conexión del Malecón con la avenida España.
Modernización y progreso, cierto, pero a costa de las inversiones de la Nación en el puerto y su rompe ola (1935) con la playita y la avenida España que se integran al nuevo proyecto, privatizándolos.
Fácil es entender que ese espacio estratégico de la Capital, es de Santo Domingo y que se mutila parte del patrimonio común del pueblo dominicano, incorporando al proyecto las ventajas creadas por las inversiones que todos hemos realizado, incluyendo el acueducto recién inaugurado para la población y que se previó sin contar con ese nuevo aporte de consumidores, virtuales hoy, pero reales mañana con todas sus exigencias de privilegiados.
¿Y a cambio de qué dominican@s?
