De señal a señal
Caribe: archipiélago literario influyente

<STRONG>De señal a señal<BR></STRONG>Caribe: archipiélago literario influyente

Desde el año 2007 se vienen celebrando importantes citas para el Caribe. Podemos citar que hemos participado en tres grandes eventos en menos de dos  años. En junio del 2007 se celebró en Cabo Haitiano, Haití, en un lugar muy simbólico: la Ciudadela Henry (Citadelle Henry), fortaleza inexpugnable erigida por el Rey Henry Christophe para resistir la ofensiva de los franceses.

Y, como ironía del destino, por primera vez y gracias a la generosidad y decidida participación de la Cooperación Francesa en importantes proyectos puntuales, Cultures France, organización adscrita al Ministerio de Cultura de Francia celebra este magno encuentro “El Caribe: un mundo por descubrir”, con la finalidad de recordar también que la identidad caribeña se forjó sobre la base de un drama humano: la colonización y la trata de esclavos provocaron una mezcla de culturas inherente al mestizaje entre “bárbaros y civilizados”, retomando la expresión de Laënnec Hurbon en “Le Barbare imaginaire”, publicada en París en 1988. Este evento cubrió un amplio panorama cultural caribeño, que abarcó desde lingüística, literatura, historia, música hasta artes plásticas y visuales, con intelectuales, escritores, críticos, y artistas presentes defendiendo sus propuestas.

Y, continuando la cooperación francesa y sus consejos regionales de Cultura, se celebró en junio de 2008, en Cartagena de Indias, Caribe colombiano, un coloquio internacional con la finalidad de profundizar el intercambio, de conocerse mejor “los Caribes” y de identificarse para romper los siglos de aislamiento inmerecido. La figura central invitada lo fue el candidato a premio Nobel, gran intelectual y escritor de Martinica, Edouard Glissant, a quien la Universidad de Cartagena le concede el Doctorado Honoris Causa en Literatura.

Finalmente, se celebró en noviembre de 2008, en Guadalupe, el congreso de autores y escritores del Caribe, el cual venía siendo pensado hasta llegar a su madurez durante más de diez años por el poeta de Guadalupe, Ernest Pepin, Premio Casa de las Américas de Cuba, distinción obtenida por su excelente obra poética.

En  esta convocatoria se pudieron abarcar los temas de la diversidad de lenguas y lenguajes; analizando la capacidad  que tienen en su conjunto todos  los autores para desplazar la herencia purista y colonial de las tlenguas  metropolitanas, pues los escritores del Caribe, todos en su conjunto, se apoderan de la lengua del colonizador y la reinventan, para que se alcen  las voces de estas sociedades  con sus propios modismos  lingüísticos entremezclados de lenguajes y de códigos multilingües que encontramos en la producción de las islas neerlandesas y de  Surinam, con los  cruces idiomáticos del papiamento, del créole de  Guyana, del créole haitiano, guadalupano y martiniqueño, para emanciparse según la expresión del novelista de Trinidad, Earl Lovelace, quién  añadió “…yo escribo con todas las lenguas que se expresan  en Trinidad, pero también, con el ritmo del calipso, porque nosotros los caribeños necesitamos hacer ritmo cuando escribimos…”

La mayoría de los autores reunidos confirmaron como punto de unidad posible la revolución lingüística  que   han  asumido para  liberarse de las lenguas  europeas, es decir, del francés, del inglés, del castellano, del neerlandés  y del danés, y  para reinventar expresiones literarias  propias, nutridas  por  dichos y modismos  hijos  de la lengua  créole, entremezclas del español  y del inglés, pero también, del portugués y del neerlandés.

Estos  estilos semánticos conciernen  ante  todo los  autores francófonos como lo  reivindica Rafael  Confiant, quien declara  abiertamente que él  no puede  escribir  en francés sin los  fundamentos de la imagen en créole,  y sobre todo, sin escuchar cuando escribe la oralidad  del créole de Martinica específicamente. Es aquí, donde se plantearon  interrogantes  sobre  el alcance  de la comprensión del lector  muchas  veces incapacitado en la percepción  del significado  frente a tanta complejidad del sentido  y del contenido de las obras  narrativas.

Los escritores  haitianos que estuvieron presentes:  Louis-Philippe  Dalembert,  Lyonel  Trouillot y Gary Víctor, se  dirigen  hacia  una  negociación  con sus casas  editoriales francesas  o canadienses, para  que estas cedan el derecho de sus obras en lengua  créole de  Haití, con un alcance de precio  especial  que  corresponda  a la posibilidad  de adquisición de las clases populares. En este  aspecto, se pone  en evidencia la necesidad  compartida de una  educación  que permita investigar  sobre la  búsqueda de soluciones para motivar la lectura  en el conjunto de las  sociedades  caribeñas y crear programas  educativos  desde las escuelas  maternales. Los autores de Surinam, San Martín, Guyana y  Jamaica, optan  en sus  exposiciones por la necesidad de apropiarse de sus propios autores  en la  educación pública primaria y universitaria.

El poeta y  filósofo de  Guadalupe, Roger  Toumson, federó con su intervención una resolución adoptada por el conjunto de la  asistencia, y señaló “nuestras obras deben  circular  en nuestra  región, pero cuando  hablo de  circulación quiero decir que tienen  que  aplicarse en los  programas  escolares, en las licenciaturas universitarias, en las  tesis  y maestrías. Somos  nosotros  mismos, los escritores,  que desde  nuestros  puestos  académicos tenemos que integrar la literatura de las lenguas  hispana, inglesa,  y francesa, así como también  la créole”.

La diversidad de géneros literarios y las problemáticas de la producción y edición de las obras en el Caribe. También, la distancia de los grandes centros metropolitanos como París, Madrid, Londres, Roma, Nueva York y Montreal, que significan indiscutiblemente una realidad de dependencia frente a las grandes casas editoriales que se encuentran en Europa y en América. De ahí, surge la reflexión de una necesidad urgente de poder adueñarse en la región del Caribe, de una o de varias casas editoriales que se impliquen en la producción y distribución de la literatura del Caribe. Es más, la mayor inquietud de los autores se expresó a través de la necesidad de favorecer la creación de un lectorado criollo, pues el intelectual haitiano Lyonel Trouillot, planteó claramente su inquietud ¿»Para quién escribimos y quién nos lee?” Esta inquietud fue compartida por el conjunto de los participantes en el evento en Guadalupe, celebrado en el mes de noviembre del año 2008.

Definitivamente, la  región del Caribe ha  demostrado en  la segunda  mitad del siglo XX, una  dinámica  de creatividad incomparable.

Los  premios  Nobel obtenidos por  Saint-John Perse de la isla de Guadalupe, Naipaul de  Trinidad, Derek Walkott de  Santa  Lucia y García  Márquez de la costa  caribeña de  Colombia,  son una  prueba   de la  fuerza y de la  diversidad de la  producción  literaria.

Pero, más allá del reconocimiento universal sus grandes  autores como  Aimé  Césaire, Alejo Carpentier, Juan  Bosch, George Lamming y Jacques Roumain, quienes han dejado y siguen dejando  un potencial  necesario de  estudiar en  la  academia.

Hoy día, las nuevas  generaciones Edwige  Danticat, Junot  Díaz, Afua Cooper, Chamoiseau, se traducen en diversos idiomas y animan las grandes  Feria del Libro de  Europa, Asia y América, por toda  esta vitalidad la literatura del Caribe está  presente y participa en todos  los procesos de integración que animan los retos del Nuevo Milenio.

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