De señal a señal
Cobra resplandece  en museo de Bruselas

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El  grupo Cobra es la manifestación  y el manifiesto de uno de los  experimentos más  revolucionarios en el arte europeo de la post Segunda  Guerra  Mundial.

Para celebrar sus  sesenta años de existencia, el Museo Real de las Bellas Artes de Bruselas comisionó una exposición internacional de este grupo con el conjunto de sus artistas: Jorn, de  Dinamarca, Dotremont y Noiret, de Bruselas, Constant, Appel  y Corneille de  Ámsterdam. Justamente, los primeros citados fueron quienes se reunieron en París, un 8 de noviembre de 1948, formando el grupo e integrando  al  francés Pierre Alichensky, quizá el más reconocido a escala mundial.

Ellos,  al terminar la segunda guerra mundial, cuestionaron la libertad de expresión y ejecución  del  arte, sobre todo,  de la  representación  y de la figuración como manifestación  libre, espontánea y experimental, pero ante todo, auténtica y sincera. Estos fueron sus principales objetivos.

Han sido y serán considerados revolucionarios, porque  rompieron con  el  esquema de la  ejecución  artística individual  y pequeño  burguesa, llevando  hasta lo más  osado  y atrevido el arte  colectivo a través de caminos e intercambios, en los que la sabiduría  artística  se ejecuta intentando crear un diálogo plástico y visual coherente.

Estamos presentando el artista, quien además era pintor y poeta, escultor-poeta,  dibujante-poeta, colaborando  a dos  pinceles, a cuatro manos, un lenguaje y un discurso  visual, resultante de un pensamiento compartido.

Christian Dotremont  y Pierre Alichensky, tienen obras firmadas cuyo  resultado  visual  y plástico confirman una  pureza extraordinaria en la composición de estos dos maestros.

El  resultado de la  obra en  conjunto es tan  sutil que se les hace  difícil al más experto  conocedor  distinguir la variación de intervenciones. Esta exposición, permite abordar la fuerza y la intensidad  de un movimiento  artístico revolucionario que  a pesar de su  corto  período  histórico dejó  huellas  profundas en  la pintura  de los  años 60 y 70.

Al movimiento Cobra en su conjunto le  atraían todas las experiencias  ajenas al convencionalismo del arte, marcaron una frontera de ruptura evidenciando la  capacidad  y la  exploración  de técnicas y materiales  inéditos, por ser ante todo, poetas visuales que platicaron  una relación intensa con la palabra, con el verbo, en fin, con la literatura, alcanzando una creación poética con creaciones de libros, afiches, y grabados estableciendo una relación única entre escritores y artistas visuales.

En su ejecución visual, Appel, manifiesta una espontaneidad  del trazo que somete  sus  figuraciones  al  don del  dibujo  infantil o en  muchos casos también  llamado “art  brut”.

Constant, se expresa  con  una  línea  muy  minimalista y fondos  más liberados de la pintura  y  de la materia, su obra  gráfica se revela por encima del  color.

Jorn, se caracteriza por  una obra muy pintada, siendo la materia la  que da la forma, en una alegoría muy expresionista, probablemente envuelta en la poética del Grito de Munich, que tanto marcó la puntura  expresionista de los artistas del Este y del  Norte de  Europa.

Tenemos en  Jorn y Pedersen, secuelas profundas del contraste de luces y sombras. Por encima de los valores  morales  estéticos y éticos del grupo, persiste el valor de cada  obra en su individualidad y personalidad.

Alechinsky, por mostrar este ejemplo, en su obra “Puertas pintadas” responde a los principios de Cobra: es decir, utiliza una puerta de recuperación como materia de trabajo y la convierta en obra de arte con el significado de la relación pintura-objeto, objeto-pintura.

Cobra ha sido un movimiento, una actitud, una mentalidad más que una ideología, una escuela o una corriente. Es un ánimo o resultado del momento en el que las ansias de libertad después de las heridas de la Segunda Guerra Mundial permitieron que un grupo de artistas e intelectuales del norte europeo se expresaran a través de obras plásticas, pero también, creando la Revista Cobra, que jugó un papel preponderante como órgano muy importante de difusión del pensamiento de este grupo de vanguardia, logrando publicar ocho (8) entre los años 1949 al 1951 en su mayoría editados en Bruselas, Ámsterdam y Hannover.

Esta revista contiene grabados, reproducciones fotográficas, aguas fuertes, puntas secas, fotografías, afiches y experimentaciones poéticas exclusivas. Para todos los integrantes del grupo, el grabado y el estampado significaron y continúa significando el mayor instrumento para lograr la aventura cosmopolita de los artistas Cobra y expandir su espíritu, su efervescencia creadora y sus ideas.

No se trataba de una paréntesis utópico, Cobra es ante todo, una experiencia visual que abrió grandes caminos de libertad, a partir de los años 50, y que influenció grandes artistas de las décadas del 60 y del 70, que se manifestaron en el arte ajenos a todas las corrientes y sobre todo, ajenos al poder establecido por el cubismo, el surrealismo y el dadaísmo.

El pensamiento Cobra se manifestó también en la escultura y en la instalación, integrando a Reinhoud y a Heerup, que contribuyeron con obras simbólicas de expresión minimalistas.

El grupo como tal, cesó su experiencia colectiva a partir de 1951, pero sus artistas integrantes continuaron defendiendo las ideas Cobra desde sus talleres y con Pierre y Micky Alechinsky, y Olivier Strebelle, crearon el “Atelier du Marais” en Bruselas, en una casa comunitaria convirtiéndola en un lugar dedicado fundamentalmente a la litografía, como prueba de su capacidad humanista empujada por una sincera amistad entre los pueblos; pues este taller ha recibido artistas muy preciados y aceptados de todos los continentes, entre los que citamos a Francisco Toledo, gran grabadista mejicano. Este taller ha ejecutado reproducciones litográficas de Picasso, de Miquel Barceló, de José Luís Cuevas, también excelente artista mejicano, de Pignon, de la vanguardia francesa, y de todos aquellos que a partir de 1980, sintieron la filosofía de la reproducción de sus obras.

Con esta exposición el Museo Real de Arte Moderno de Bruselas rinde un homenaje a una de las propuestas más intensas y profunda de la post-modernidad. Esta exposición estará abierta hasta el 15 de febrero de 2009, y vale comunicar en exclusiva a nuestros lectores, que a partir del próximo mes de marzo podrán visitarla en el Museo de Arte Moderno –MOMA- de New York, antes de continuar su periplo en Japón.

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