De señal a señal
Las escenografías visuales de Polibio Díaz

<STRONG>De señal a señal<BR></STRONG>Las escenografías visuales de Polibio Díaz

Hablar, reflexionar y observar sobre Polibio Díaz es vivir, oler y percibir “lo caribeño”; lo insular y lo antillano. En esta ocasión, nos referimos a este artista, con motivo de su participación en PhotoImagen 08, un evento de fotografía y de fotógrafos/as, que anualmente se celebra en un circuito creado por sus convocantes en las diferentes salas, espacios y museos de la ciudad de Santo Domingo.

Díaz, expone en el marco de este evento en el Centro Cultural de España (CCE), sus obras más recientes que muestran una vez más el compromiso de este artista con su medio social y ambiental.

Polibio Díaz, tiene un periplo de participación en bienales, ferias y eventos internacionales como pocos artistas dominicanos, al igual que en su país, donde ha sido dotado de grandes premios y reconocimientos, entre los que destacamos el Primer Premio de la V edición de la Bienal del Caribe, lo que legitima la solidez y el gran trabajo que viene realizando desde hace muchos años.

Este buscador de temas y personajes que expresen “lo dominicano”, ha captado con su lente el contexto de la clase barrial, el hábitat de los humildes; sus gustos, decoraciones, sus rostros, los que reflejan alegría, tristeza y esperanza. Utiliza y resalta “lo kitsch” en estos espacios, pero sin burla o irrespeto, más bien como un recurso de mostrar o enseñar una tradición cultural.

Apoya su trabajo en diversos medios expresivos como la instalación, la foto-serigrafía, el dibujo, videos, los personajes mitológicos como “sus Espantapájaros del Sur”, impresiones digitales, entre otros.

El Centro Cultural de España ha tenido la buena idea de exponer a este fotógrafo contemporáneo dominicano que desde varias décadas investiga con sistemático sentido del trabajo todos los ángulos visuales de la dominicanidad, convocada en una gran variedad de escenarios.

A Polibio Díaz, le atrae la teatralidad de las visiones más corrientes de la cotidianidad , y como un ángulo, nunca le basta, siempre busca la forma para extender sus imágenes más allá del simple formato. Es así como intervienen tres o cuatro fotos en una, para alcanzar la simbiosis de lo interno con lo externo , lo alejado con lo acercado y la intimidad con la luz del día.

Los ambientes de la intimidad popular viven bajo el cielo abierto, la cama sale al patio, el patio se mete en la casa, y la desnudez no es cosa de alcobas.

Este artista actúa con la curiosidad de quien conoce todo los secretos escondidos y callados en las casitas de madera, en los colmados y en las vitrinas de las salitas y comedores de las viviendas populares.

Las muñecas colgadas de la pared y envueltas en papel celofán de la tienda son auténticas mujercitas de escaparates que las dueñas de los ranchitos –morenas de carne y hueso-, exponen como un fetiche perfumado, entalcado, protegido de la blanca y rubia, de ojos azules, cuyas carnes se convierten en una postal.

Este artista del lente conoce las fantasías, las exhuberancias y sofisticaciones del pueblo dominicano. Sabe captar el gesto de la trabajadora de batey, que después de las 8 de la noche de cualquier viernes se puede convertir en una diva negra o una hija de Santa Marta la Dominadora o de Anaïsa, deseada por sus amigos y compañeros de trabajos, o por los habitúes de cualquier burdel.

Los escenarios visuales elegidos por Polibio en sus obras más recientes, traídas del entorno dominicano desde Nueva York, específicamente, de Washington Height, configuran las diversas etapas de la transculturación del emigrante dominicano a esa urbe. Los rascacielos parecen barcos sumergidos al revés, el sueño de fortuna aterriza como siempre en la cancha de béisbol, y el niño del otro lado de la malla metálica adivina el mundo a través de las rejas, símbolo de su libertad condicionada.

En este verano que recién finaliza, justo en el mes de julio, Polibio estuvo en Nueva York  participando de un importante evento en el Central Park de dicha urbe, organizado por Summer Stage Organization, quienes en exteriores celebraron un conversatorio con los intelectuales Junot Díaz, dominico-americano, ganador del Premio Pulitzer de este año, y con Alexander Hemos, de Bosnia. Mientras estos escritores leían y conversaban sobre sus obras, paralelamente, se exhibía la serie “DominicanYork” y parte de la instalación “Entre el cielo y el infierno”, que podrán desde hace una semana apreciar en la exposición del CCE.

Adentrándonos de nuevo en un histórico de la obra de Polibio Díaz, consideramos que de manera sistemática, la presencia humana es el marco de su obra, y sobre todo, como antes destacamos de las capas populares, en los años 80, nos trajo su serie del Carnaval, con su mensaje crítico hacia cuál es y qué tipo de turismo desarrollamos en República Dominicana. Siempre su postura afro-antillana reivindica sus ancestros, que son los mismos de su pueblo. Resalta, al igual que el maestro Jaime Colson en sus pinturas, los rasgos de la identidad mestiza, la que muchos historiadores, críticos e intelectuales han intentado destruir, pero, gracias a Dios nunca lo han logrado.

Polibio, plasma en sus obras y convida a los dominicanos/as, a que acepten y exhiban con orgullo su belleza étnica, los alienta a mover sus caderas y mostrar su ejemplar musculatura, componentes físicos comunes del exotismo caribeño.

Sus obras hacen reflexionar sobre los patrones distorsionados que acompañan a los discursos éticos y estéticos ajenos a la globalización y a la diversidad cultural a la que apelan muchas naciones y organizaciones civiles. A menudo, estos conceptos son muy expuestos y plasmados en las obras de artistas contemporáneos que al igual que Polibio Díaz, tienen posturas que no le hacen el juego a los discursos de “apartheid”, nada actuales, desfasados y deshumanizantes.

La pluralidad y otros aspectos relevantes de la migración, también han sido materia prima para Polibio, cuyo discurso estético es parte de un todo, y todo lo representado en sus fotografías, en sus videos y en sus instalaciones, tiene un mensaje actual y muy contemporáneo.

La muestra titulada “Fotografías, Video-Performances e Instalaciones”, presentada en el Centro Cultural de España responde a una excelente curaduría y muy lograda utilización del espacio, de mucha coherencia visual entre los dos pisos, cuyo montaje pone en evidencia la transparencia temática de este gran artista dominicano. En la misma, expone sus series: DominicanYork; parte de su más reciente instalación “Entre el cielo y el infierno” y dos de sus videos titulados: La isla del tesoro, y Palazzo.

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