De señal a señal
Los 50 Años  de woodstock

<STRONG>De señal a señal<BR></STRONG>Los 50 Años  de woodstock

Ha quedado Woodstock guardado en el imaginario colectivo como el clímax del movimiento hippy. Este movimiento que a 40 años de su éxito aún influye en la cultura occidental a un punto que sigue siendo objeto de estudio por parte de las ciencias sociales.

Los hippies se convirtieron en una alternativa para los jóvenes inconformes. Su búsqueda por la felicidad la canalizaron a través de la libertad sexual, la música, el uso de sustancias o drogas, y el retorno a una vida natural plena de amor y de paz…

Era una revolución generacional que pretendía buscar o marcar una vida diferente a la de sus padres, percibida como rutinaria, gris y ajena a los compromisos políticos y sociales del momento. Padres de los años 60´s, que le entregaban a la sociedad norteamericana jornadas de más de 10 horas de trabajo y que tenían a la televisión como su principal entretenimiento, donde se sentaban al regresar a sus hogares a ensimismarse ante la pantalla, acompañándose de una cerveza fría –bebida en lata-,  y los fines de semana recreaban el ocio consumiendo en “los mall” o centros comerciales.

En la nostálgica década de los 60´s, como señalamos, después que Neil Armstrong pisara la Luna y apenas unos días más tarde que los seguidores de Charles Manson perpetran los salvajes asesinatos en casa de Roman Polanski; surge la idea a un grupo de jóvenes de ponerse a tono con la moda de los festivales al aire libre, eventos muy ligados a las tradiciones locales, muy común en las celebraciones de actividades agrícolas y ganaderas, acompañándose por la música folk. Y, como justamente en los 50-60 se desarrolla el rock and roll, se realizan los primeros conciertos masivos.

El 14 de agosto de 1969, furgonetas, autobuses escolares reciclados y miles de vehículos utilitarios intervienen la ruta 17b del Estado de Nueva York. Esto crea un monumental atasco “tapón” en español dominicano, que marca un fin de semana legendario que logra la concentración de más de medio millón de personas, en los terrenos de un granjero llamado Max Yasgur.

Michael Lang, uno de los organizadores de Woodstock, había realizado en 1968 el exitoso Festival Pop de Miami, con una asistencia de unas 40,000 personas. Junto a su amigo Artie Kornfeld concibió la idea de organizar un gran concierto en la zona de Woodstock, a unos 150 kilómetros de Manhattan, donde por aquella época se habían radicado figuras como Bob Dylan, Janis Joplin y Jimi Hendrix, Joan Báez, Sly, Santana, Richie Havens y Joe Cocker,  entre otros y otras.

Se lanzan a buscar financiamiento y conocen a dos jóvenes capitalistas que estudiaban proyectos para invertir: John Roberts y Joel Rosenman. Posteriormente, en marzo de 1969, los cuatro jóvenes (que tenían entre 23 y 26 años, egresados de prestigiosas universidades norteamericanas) formaron la sociedad Woodstock Ventures, Inc. que vino a ser la empresa productora del concierto. Pero, el Festival de Woodstock superó todas las previsiones de asistencia. Para la organización y seguridad contrataron la Granja de Puercos (The Hog Farmers), propiedad de Max Yasgur, donde se ubicó una comunidad de hippies experimental y disciplinada que se comprometió a cuidar de los jóvenes, cosa que no pudo concretarse del todo, porque hubo una considerable cantidad de estupefacientes, mucho barro y la sensación de liberación o libertad colectiva.

La celebración del Festival se hizo en el pequeño pueblo de Bethel, lugar que a 40 años poco ha cambiado. Esto llevó al entonces gobernador, Nelson A. Rockefeller a declarar el condado zona catastrófica. El Ejército acudió a su auxilio llevando medicinas y comidas, y tratando de evitar los esperados desbordes.

Sin embargo, tiene un gran flujo turístico, sobre todo desde que se abrió en 2006, el Centro Bethel Woods. Con un auditorio de 15,000 localidades, programa de actuaciones de Bob Dylan, la Filarmónica de Nueva York, o el Concierto homenaje de los Héroes de Woodstock, con ocho de los artistas que actuaron en 1969.

Son muchas las actividades desarrolladas por el Centro Bethel Woods, donde acuden escolares a escuchar las historias de boca de los protagonistas, en su gran mayoría personajes estrafalarios, tatuados, con copiosa barbas blancas, vestimenta y accesorios “new age”, uno de ellos fue considerado un Santa Claus alternativo.

Los medios de comunicación y los críticos como Ellen Willis, pionera critica de rock que inauguró el género  en la famosa revista New Yorker, señala: “Hay que reconocer méritos a los productores de la Feria de Arte y Música de Woodstock: al fin y al cabo, han dado un golpe magistral en cuestión de relaciones públicas”. “Parece que han logrado que cuaje la idea de que la crisis en Bethel fue un caprichoso desastre natural más que el resultado de la incompetencia humana, que la asistencia masiva era total inesperada (y que, por tanto, era imposible que cualquier ser razonable lo hubiera previsto) y que, además, ellos han perdido más de un millón de dólares en el proceso de ser buena gente, porque hicieron todo lo posible por convertir lo que apuntaba a ser un fracaso en un fin de semana enrollado e inolvidable”.

El mito de Woodstock que veían crecer sus organizadores se concretó finalmente, gracias al documental Woodstock Festival: tres días de amor, paz y música, dirigido por Michael Wadleigh y editado por Thelma Schoonmaker y Martín Scorsese, obteniendo un Oscar en el 1970. El gran público pudo apreciar todo el exorcismo de esta gran fiesta: llegadas del Ejército, sus helicópteros, los participantes bañándose desnudos en los lagos, deslizándose y rodando por el barro de la granja: todo parte del gran escenario. Ni hablar de los excelentes artistas participantes, aunque en honor a la verdad para los que vivieron el evento en el 1969, no pudieron disfrutar como en el documental de la calidad de la música, de las percusiones y los cantantes, porque los sistemas del sonido eran malos en esa época.

Al balance histórico debemos disfrutar lo positivo (obviar el problema de las drogas, venta de sexo, etc.), y hacer un balance dentro del contexto histórico y político de los sesenta, marcados por la lucha de los derechos civiles y el movimiento intelectual y estudiantil contra la guerra de Vietnam; la llegada al poder del presidente John F. Kennedy y la marcha histórica que encabezó a Washington, Martín Luther King, ironía de la vida: loor! a estos lideres que murieron asesinados.

En síntesis

Una fiesta que se convirtió en mito

Aunque el concierto de Woodstock fue un desastre financiero para la empresa organizadora, el espíritu de regreso a la naturaleza y a la vida en armonía del movimiento hippie permitió que Woodstock fuera realmente “una fiesta inolvidable” para los y las que participaron en ella.

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