La doctora Mildred Sierra, quien ha servido durante 20 años a la comunidad hispana de Orlando en la Florida central, como pastora, consejera familiar, coach de vida y directora del centro de ayuda comunitaria Vessel of Honor Outreach Center, se encuentra en el país para presentar su libro «Culto al Silencio», sobre los tabúes de la violencia doméstica.
En una entrevista con el periódico HOY, nos contó su inspiración para escribir el libro, el porqué del nombre y dejó un mensaje para aquellas mujeres u hombres que están pasando por violencia domestica.
Al hablar sobre su infancia cuenta que sufrió de violencia ya que su padre maltrataba a su madre y esto incidió en ella.
«Mi infancia fue marcada por la violencia física y emocional de parte de mi papá a mi mamá. Fue bien marcada bajando mi autoestima, afectando los derechos que tiene un niño al crecer y confiar», dijo.
Con este nuevo libro busca crear conciencia en las personas en la necesidad de buscar ayuda profesional en situaciones de violencia.
«Mi inspiración se basa en las necesidades que hay en las congregaciones de la falta de personas que se dediquen a ayudar a aquellos que sufren».
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Para explicar sobre el nombre de Culto al Silencio, básicamente dice que trata del tabú que existe al no hablar de estos temas.
«El nombre de Culto al Silencio sale del silencio que se guarda y el tabú que hay de no hablar de este tema tan importante. Estamos adorando al Señor, pero dentro de nosotros hay un silencio de no querer contar lo que padecemos», explicó la doctora Sierra.
Sobre el libro
El libro cuenta con 96 páginas y 4 capítulos, divididos para presentar y dar todo lo que necesita una persona para el conocimiento y las herramientas para poder conocer lo que es la violencia domestica. Tiene un manual, el cual cuenta con la misma cantidad de páginas, con una evaluación para que las personas puedan estudiar si han padecido o actualmente padecen de violencia domestica.
Mensaje
«Eduquémonos, paremos el ciclo de violencia, mata el alma, es una muerte silenciosa. En estos casos nuestros hijos son los más afectados. Yo fui víctima, fui testigo y por más de 35 años no pude conocer que era una verdadera vida».