De terremotos y huracanes De terremotos y huracanes

De terremotos y huracanes De terremotos y huracanes

En 1614 un terremoto dañó seriamente la ciudad de Santo Domingo y se sintieron réplicas durante 42 días.  En 1655 la villa de Azua fue muy afectada por otro movimiento telúrico.  Eso sucedió un 10 de enero.  La devastación, hace dos meses, de Puerto Príncipe ocurrió un 12 de enero y no fue destruida en 1655 porque simplemente no había sido fundada.  Tanto Azua como Puerto Príncipe están en la falla tectónica “Enriquillo-Plantain Garden”.

Ocho años después, en 1663, Azua también fue afectada por otro terremoto y en 1673 en Santo Domingo murieron 24 personas por un terremoto con réplicas que duraron 40 días. En 1691 Azua fue destruida y Santo Domingo sufrió daños.

En 1701 la zona al oeste de un Puerto Príncipe todavía no fundado, es decir Leogane y Petit Goave, fue afectada por otro terremoto, tal como ocurriría en el 2010.

En 1749 Puerto Príncipe fue fundada y dos años después, el 18 de octubre de 1751, tanto esa ciudad como Azua fueron destruidas por un terremoto que afectó también a Santo Domingo.  Un maremoto perjudicó todo el sur de la isla.  Azua fue entonces trasladada de “Azua la Vieja” a su actual ubicación.

En 1761 un temblor se sintió en Azua, Neiba y San Juan de la Maguana.  En 1770 otro afectó a Croix de Bouquet, al este de Puerto Príncipe, así como a la zona al oeste de la capital haitiana.    Un fuerte tsunami azotó la región.

En resumen, que entre los 156 años comprendidos desde 1614 a 1770 diez diferentes terremotos afectaron la zona entre Santo Domingo y Puerto Príncipe.

¿Por qué, Bernardo, tanto morbo?  Es que escribo esto el lunes 15 a las 3:00 PM dos horas después de que “Enriquillo el platanero” se “remeneó” de nuevo, ahora  en la zona al norte de nuestra capital, creando otro follón en Yamasá.Cuando hace dos meses ocurrió la tragedia de Puerto príncipe el mundo se enteró al instante.  En contraste, el ciclón de San Zenón que destruyó a Santo Domingo en 1930 arruinó las instalaciones del telégrafo (no existían entonces teléfonos) así como a las emisoras radiales.  Tan sólo un día después y cuando el tiempo lo permitió, aviones procedentes de Puerto Príncipe y San Juan de Puerto Rico sobrevolaron la capital y pudieron reportar el gran daño.  La primera ayuda llegó por tierra desde Puerto Príncipe.  Lo que hicimos los dominicanos hace dos meses fue, pues, un gesto inconsciente de reciprocidad.  Los vientos del huracán, que llegaron hasta a 150 millas por hora,  azotaron nuestra capital durante 4 horas.  Los locos del manicomio escaparon, como lo hicieron recientemente los presos en Puerto Príncipe.  En 1930 los “marines” estaban en Puerto Príncipe.  Ahora está allí la “Minustah”.  En Santo Domingo “El Jefe” se había juramentado 10 días antes del huracán. El ciclón luego provocó lluvias en Puerto Príncipe y Baracoa, Cuba.El medio más importante para poder viajar al extranjero en esa época lo era el vapor “Coamo”, el cual, para protegerse, se ubicó a 4 millas mar afuera del puerto de Santo Domingo.  Su capitán reportaría al “New York Times” que durante todos sus años en el mar nunca había enfrentado vientos tan fuertes.  Pero, a la 1:00 PM, éstos se paralizaron, pues se pasaba por el “ojo” del fenómeno.  Un pasajero reportaría a ese periódico: “El barco devino en un refugio para todo tipo de aves marinas que buscaban guarida, aferrándose de las barandillas, las sogas, las lonas y los antepechos de las ventanas de los camarotes. Esas aves lucían agotadas, como si de una lucha durante horas contra el terrible ventarrón. Era muy lastimoso ver a las aves en sus esfuerzos desesperados por lograr sobrevivir, perdiendo eventualmente sus fuerzas y siendo otra vez arrojadas contra el creciente viento”.Pero, hace dos meses,  ni ricos ni pobres encontraron en Puerto Príncipe un “Coamo” donde refugiarse.

Pie

Hoy/ Wilson Morfe

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