De todo… como en botica

De todo… como en botica

POR NELLY RAMÍREZ Y MARÍA MERCEDES
Sin duda, la Alfombra roja se ha convertido en un atractivo de los Premios Casandra.  Hasta se podría decir que es una premiación aparte, pues el público que asiste, decide y elige a las y los mejor y peor vestidos.

Y…, las denominadas  “Megadivas”, estuvieron de pláceme en la Alfombra roja en la celebración número XXI de los Premios Casandra. Las jóvenes trataron a toda costa de robarse el show de la noche luciendo espectaculares trajes, algunos de los cuales –según afirmaron sus diseñadores– alcanzaron la astronómica suma de RD$500.000. 

Este fue el caso de Georgina Duluc, quien ha precisado con relación a los comentarios por el costo del traje que “es el país que está en crisis, no yo”. Traje que en resumidas cuentas es horrorosamente “feo”, con una exuberante cola que impidió ver su rostro al bajar de su lujoso automóvil.

Este vestido confeccionado por Jorge Diep ha recibido múltiples críticas, ya que, según personas con conciencia social, este vestido es un “insulto” para un país afectado por tantas carencias.

Y es que muchas damas, nominadas o no, hacen de percha de trajes que las hacen ver como reinas. Otras, en cambio, no reciben tan buena asesoría, haciendo, irremediablemente, el ridículo con vestimentas fuera de tono para asistir a un evento de esta envergadura.

Es el caso de Miss República Dominicana, Larimar Fiallo, a quien, definitivamente, el modelito en tono verde, en la nada la favoreció.

Entre comidillas y comidillas, uno de los comentarios que salieron a relucir en el público fue que Isaura Taveras, a pesar de que estaba muy linda, por detrás se le notaba la celulitis de su cuasi perfecto trasero.

Uno que se robó el show en el Casandra fue el lindo Claudio Piantini, quien llegó comandando un desfile de motocicletas Harley Davidson, llamando la atención de todos los allí presentes.

Pero… que original le quedó a la actriz dominicana de éxito hollywoodense, la casi etérea Zoé,  su  llegada en aquel carro amarillo de transporte público, casi destartalado. Si la idea fue demostrar que es una típica y sencilla dominicana, creemos que ante los cientos de ojos allí congregados lo logró, pero si era parte del show, pues le quedó mejor que mejor.

También, muchos invitados –desconocidos para las cámaras– lucieron muy bien, otros muy mal. Evidentemente que estas personas suscitaban las miradas indiferentes del público y la prensa.  

No obstante, esas cosas que salen de lo común es lo que le da el saborcito a esta gala de premiaciones en honor a los artistas dominicanos.

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