De «torpezas» y pretensiones

De «torpezas» y pretensiones

Millizen Uribe

La impunidad es una de esas palabras de doble condición. Por un lado parece lejana, porque no está en el imaginario colectivo, pero, por el otro, en realidad, está en el día a día de cada dominicano.
Comenzando por la fatídica política del borrón y cuenta nueva, con la que quedaron impunes, inclusive actores y acontecimientos de periodos tan nefastos como la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, hasta estrategias político-jurídicas más contemporáneas como los «archivos definitivos» y «los no ha lugar», la voluntad de impunidad está preñada de diversas tácticas.
Y como cada época tiene su afán, la actualidad parece que ha optado por las «torpezas procesales». En más de una ocasión jueces serios y con criterios se han quejado de que a sus manos llegan expedientes tan mal instrumentados, que no les queda de otra que liberar, inclusive a culpables confesos.
Parece que algo de eso hay en el caso Odebrecht, el más grande de sobornos, corrupción y lavado de activos, y por el que, paradójicamente, pese a que nuestro país sirvió de sede (aquí funcionó el llamado Departamento de Divisiones Estructuradas, el que pagaba los sobornos), la ruta jurídica que se ha seguido hasta ahora no transmite muchas esperanzas de justicia.
En el camino, se han hecho omisiones claves e importantes, se han incluido personas por razones politiqueras y, lo que es peor, se ha insistido en un camino de violentaciones de derechos.
Desde el inicio del caso, cuando el Ministerio Público anunciaba en los medios las personas que iba a interrogar, dando tiempo para que éstas pudiesen distraer pruebas, hasta los arrestos iniciales que fueron espectacularizados con su transmisión en la prensa, es innegable que se ha adulterado el proceso.
A eso, ahora se suma, este escándalo de las interceptaciones telefónicas a abogados defensores, por lo que uno concluye que tanta torpeza no puede ser cierta.
Lo peor es que justamente por advertir esto tempranamente, por allá por julio del 2017, la magistrada Miriam Germán cayó en desgracia con el Señor Procurador, pues en ese entonces ella indicó que el expediente tenía tal dificultad probatoria, que de no ser subsanada, los augurios para un juicio de fondo, no era nada halagüeño.
Esa advertencia no fue tomada en cuenta, ignorando que de todas las críticas, incluyendo las destructivas (que este no era el caso), se puede aprender algo y al día de hoy, de todos los países de la región donde Odebrecht operó con igual mecanismo corrupto, República Dominicana es donde menos ha avanzado el caso.
Y aunque para terminar quiero escribir que ojalá las complicidades y ambiciones no se impongan a la institucionalidad y al bienestar colectivo, hoy no quiero hacer el ridículo con eso de pedir peras al olmo, por lo que, simplemente, lo dejaré hasta aquí.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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