Mirar atrás es casi una obsesión. Siempre alerta, me giro ante cualquier ruido y a veces, sintiéndome ridícula, me condeno por estar al borde de la paranoia. Pero, ¿cómo no temer cuando cada vez más gente conocida ha sido asaltada? ¿Cómo sentirse seguro después de haber visto que este año han matado a doce personas en medio de asaltos?

Las preguntas surgen a raíz de la afirmación del presidente Danilo Medina, quien afirmó el martes que el Plan de Seguridad Ciudadana “ha dado muchísimo resultado” pero que es un proceso y que hay que esperar.

Al escucharlo no pude más que sorprenderme. ¿Será que estoy al borde de la locura? ¿Mis hormonas me estarán jugando una broma pesada? ¿Cómo es posible que yo no pueda ver los resultados de ese gran plan?

Cuando estaba al punto de hacer una cita con el loquero, reparé en que lo más lógico era hacer un recuento de las últimas personas que han sido asesinadas por delincuentes. La última víctima, el pasado lunes 20 de enero, fue Georgina Altagracia de los Santos Disla, quien fue asesinada durante un asalto en Santiago.

En Santo Domingo sucedió igual con Olo Mengue Osongono, estudiante africano, el 18 de enero; con el pastor Héctor Santiago Vásquez Calderón, el día 16; con Miguel Escoto, el 13; con el policía Francis Fidel Geraldino Lugo, el 10; con el holandés Antonius Adrianius Zwerts, el 4; y con el suizo Peter Walter Muller, el día 2. Otras cinco personas, además, murieron en atracos la madrugada del día 1 de enero. Son doce personas muertas en 22 días. Eso, ¿es “muchísimo resultado”?