En la sociedad dominicana de hoy nadie debería sorprenderse de que un grupo de vivos quisiera utilizar las visitas sorpresa del presidente Danilo Medina para estafar al Gobierno, nada menos que con doscientos millones de pesos, solicitando recursos para la ejecución de proyectos que no existen o que son una simple tapadera, como “la asociación para el desarrollo” que integraban una madre, su hija y dos de sus vecinos de mas confianza. ¿Puede ser de otra manera en un país donde, por culpa del mal ejemplo de los políticos corruptos a los que se ha premiado con la impunidad por los siglos de los siglos, los ciudadanos hemos llegado al convencimiento de que los dineros públicos son del primero que se los apropie? En esta ocasión, y probablemente gracias a que las visitas sorpresa son la niña linda del presidente Medina, se ha detectado a tiempo el intento de estafa en un encuentro en el Palacio Nacional encabezado por el propio mandatario con los funcionarios que tienen que ver con la ejecución de los proyectos que se promueven a través de esa aplaudida iniciativa, para los que el Gobierno ha desembolsado hasta ahora poco mas de 3,800 millones de pesos. Y es que uno quisiera que cada centavo del presupuesto nacional fuera manejado con el mismo celo y seguimiento que se le da a esos recursos a fin de garantizar que se inviertan en lo que se comprometió a invertirlos el mandatario, en mejorar la calidad de vida de nuestra gente más pobre, pero sería muy poco realista esperar que en el resto de su administración se estén manejando los fondos públicos con tanta pulcritud y transparencia. Y, sobre todo, sería pedirle demasiado a un Gobierno que, en materia de lucha contra la corrupción, ni hace ni deja hacer. ¿Verdad que sí, Yeni Berenice?