De vuelta al África

De vuelta al África

Este sábado 6 salimos para Abidján, capital de Costa de Marfil, ciudad en la cual se encuentra la sede de la Organización Internacional del Cacao (ICCO), en donde el día 11 un Panel de Expertos analizará las pretensiones de varios países cacaoteros, para ingresar o incrementar su participación en el Anexo “C” del Convenio Internacional del Cacao, 2010, en el cual están comprendidos los países productores, parcial o total, de cacao fino o de aroma. Actualmente, a la República Dominicana desde el año 2008, se le reconoce un 40%.
En noviembre del pasado año, la ICCO celebró en la ciudad de Guayaquil, Ecuador, un Panel de Expertos preparatorio, en donde expusimos los diferentes alegatos probatorios, para que al cacao dominicano se le atribuya, parcial o total un 70% como cacao fino o de aroma. En esta ocasión, hemos preparado un dossier lo suficientemente amplio y detallado que cubre todos los reconocimientos que hemos obtenido a nivel mundial, hasta uno logrado en Londres que afirma que el cacao nuestro es el mejor del mundo.
Aunque ya tenemos bastante experiencia en estos eventos en los cuales participan expertos, a veces tendenciosos, ya que estos laboran o asesoran grandes emporios chocolateros a nivel mundial, por lo cual, a veces se inclinan por favorecer a los países cuyos productores provienen de países clientes de su empresa, pero esto resulta la mayoría de las veces un caso extraño.
Anteriormente, el cacao se comercializaba sin aplicar las disparidades existentes entre las diferentes calidades que, tanto fruto de su preparación post-cosecha, de su esmerada fermentación o de la riqueza de los suelos, marcaban una clara diferencia entre cacao de diferentes orígenes. Ahora, al tenerse en cuenta estos factores, se vislumbra una enorme diferencia de precios entre patrones de los países comercializadores.
Especificar la procedencia del cacao, como geo-referenciar la plantación, su condición de orgánico, la trazabilidad o la seriedad de la entidad certificadora, le otorga un plus que debe pagar, tanto el procesador, como el consumidor final.
Hemos entrado en la era de la sofisticación. Ya el consumidor exigente demanda que en la etiqueta se especifiquen todas las bondades o créditos que pueda tener la empresa exportadora, la cual le exige al productor una serie de requisitos, la cual desgraciadamente debe asumir, ya que no las puede traspasar al árbol reproductor. El problema con el consumidor es, que exige más productos sanos y inicuos pero al momento de pagar quiere que ese costo lo asuma el pobre cosechero. Nada más inicuo.
Estamos preparados para que no suceda como en Londres en el 2008, que después que once de los doce panelistas habían votado por un 60%, un solo representante de una poderosa organización científica francesa, por cuestiones personales, convenció a los demás que redujeran el porcentaje al 40%. En aquella ocasión, los representantes dominicanos no éramos duchos en este tipo de competencia por lo cual no elevamos una formal protesta por ese parcial proceder. El dossier que en esta ocasión presentaremos, irá acompañado de una presentación en power point. Además, hemos recopilado un gran número de premios que ha ganado nuestro cacao en Francia, Reino Unido, Países Bajos, España, Alemania, Bélgica y los Estados Unidos de América. Todo lo cual augura, si no un éxito total, al menos una gran mejoría en nuestro porcentaje de contenido de cacao fino o de aroma. Como decían los romanos: “la suerte está echada”.

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