¿Debate… debatir contra quién?

¿Debate… debatir contra quién?

En estos días, grupos interesados han vuelto a colocar en la discusión política de campaña la necesidad de que los candidatos punteros vayan a un debate al estilo los que realizan los candidatos de los Partidos Demócrata y Republicano en los Estados Unidos que fueron puestos en vigencia desde el histórico debate entre John Kennedy y Richard Nixon en que salió victorioso Kennedy.

 Sin embargo, estos grupos deben saber que cada sistema por democrático que sea, no es igual, ya que mientras en los Estados Unidos el candidato oficialista no se atreve a gastar diez centavos de los fondos públicos para su campaña, aquí en la República Dominicana el candidato oficialista, apoyado por su presidente,  lleva gastado sin límites el 53.7% del déficit presupuestado que es de RD$22,422 millones para el 2012, y que al 29 de febrero llevaba un déficit de caja de RD$12,050 millones.

 Por otro lado, en los Estados Unidos, tanto los programas de radio y televisión, así como los comunicadores, deben estar equilibrados, lo que no sucede en nuestro país, en que los oficialistas se dan el lujo de desalojar un programa de la oposición e instalar otro que le favorezca, como ha sucedido recientemente con el programa de un importante comunicador que apoya a Hipólito y Luis.

 Ahora bien, nos preguntamos, ¿por qué el candidato oficialista quiere un debate, si él dice ser, “el cambio verdadero”?

 En caso de aceptar lo que él dice que es, entonces no tiene que debatir con el candidato opositor, ya que quiere decirnos estar de acuerdo con la política de su gobierno y su partido. En este caso debería hacer una alianza con el candidato opositor Hipólito Mejía para salir de su gobierno por incapaz y corrupto.

 Sin embargo, él cae en la incredibilidad de ser “el cambio verdadero” debido a que su padrino y tutores el presidente; su compañera de boleta la primera dama, y sus financieros de campaña, los funcionarios más cuestionados en términos de corrupción administrativa.

 Además, cuando un candidato como él que dice estar ganado, no solicita debate.

Qué querrá debatir, ¿el cuatro por ciento para la educación? ¿el 10% para los ayuntamientos? ¿aumentar el presupuesto para la salud? ¿por qué no le ha permitido a sus seguidores congresistas, que son mayoría en las Cámaras, aumentar estos porcentajes? Entonces, ¿qué querrá el candidato oficialista con el debate? ¿Manipular el debate con los programas y comunicadores a su servicio para que cuando pierda, digan que ha ganado? Considero que el debate es una mala intencionada acción como un recurso de último momento ante la derrota definitiva.

Considero que el candidato opositor, en este caso Hipólito Mejía, debe continuar haciendo los encuentros que cada día viene desarrollando con las personas de los barrios que se debaten ante la inseguridad ciudadana, la falta de oportunidades para estudiar y conseguir empleos, la carestía de la vida, la violencia intrafamiliar, en fin, debatir los problemas más acuciantes que el gobierno de Danilo Medina no ha querido resolver.

Asimismo, debe continuar los encuentros con los pequeños comerciantes víctimas de no tener acceso a préstamos para mejorar sus negocios, los productores de la agropecuaria y demás sectores, para conocer a profundidad los males que les aquejan y plantearles las soluciones y facilidades para ampliar la producción nacional y abaratar los precios.

Este país no necesita espectáculos de unas cuantas horas para satisfacer a unos pocos mal intencionados, necesita un candidato que se conecte con su pueblo y conozca el estado de situación del país en términos de desarrollo, que no es lo mismo que crecimiento. Que gobierne verdaderamente, pero para todos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas