El primer debate presidencial de los republicanos de hace diez días, transmitido por supuesto por la cadena de televisión Fox, una especie de comité de base de ese partido, demostró fehacientemente que el Partido Republicano está en crisis. Fue un debate virtual e insustancial, pues no se discutieron ideas ni propuestas ni nada de importancia.

Sirvió sólo para demostrar ante la opinión pública que ese partido se encuentra en capilla ardiente. Los republicanos enfrentan la crisis de identidad más grande desde los tiempos de Nixon.

Como se esperaba, el comediante Trump salió triunfante según reportaron todos los periódicos más importantes de esa nación. Con Donald Trump ocupando el centro del escenario, en su condición de líder en todas las encuestas, se dio comienzo al debate.

El comediante disparó duro en los primeros dos minutos, cuando los tres presentadores de la cadena Fox querían acorralarlo, al preguntarles a los participantes (en realidad la pregunta era para Trump) de si los candidatos se comprometían a respaldar al candidato electo de su partido y, también, a no organizar una tercera fuerza electoral para las próximas elecciones del 2016. Trump fue el único que respondió y afirmó que no respaldaría ningún candidato y reiteró que es probable que organice una campaña independiente, si no es nominado como el candidato. O sea, un aspirante que lo primero que dice es ¡si no me eligen, me voy a formar tienda aparte!

Y lo increíble de la desfachatez es cuando recordó que en los últimos años le ha donado dinero a la mayoría de los participantes de esa noche. Aunque no mencionó el monto donado, ni quiénes habían sido los beneficiarios.

CNN reportó al otro día que esa suma llega casi al millón de dólares e identificó quiénes habían recibido el dinero. En una encuesta del Miami Herald de esa fecha se reportó que Trump ganó el debate presidencial por más del 50% de los televidentes que vieron el programa. Bush quedó segundo con un 16%. O sea, les ganó a todos juntos.

Algunos de los candidatos se solidarizaron con él, quizás esperanzando que en el futuro Trump decline o lo declinen y, ellos, heredar sus partidarios. Por ejemplo, Marco Rubio apoyó la construcción del muro fronterizo. Debe recordarse el mensaje de mano dura de Trump sobre la inmigración, cuando denunció y acusó a México de enviar delincuentes y prometer la construcción de un muro fronterizo, fue el detonante para la popularidad que mantiene.

Además, Rubio manifestó “entender parte del sentimiento de frustración canalizado por Trump”. También, el Gobernador de Ohio, John Kasich, dijo que “Trump ha tocado un nervio. La gente está insatisfecha”.