Debate salarial y manipulación

Debate salarial  y manipulación

No hay que ser sociólogo ni siquiatra para saber que existen situaciones de presión que pueden modificar la conducta humana, al grado de inducir a personas pacíficas a cometer actos de violencia y conductas antisociales.

“Yo soy yo y mis circunstancias” decía con mucha propiedad el filósofo español Ortega y Gasset, y en base a este axioma podemos explicar acciones humanas que pudieran carecer de explicación.

Estas disquisiciones surgen ante las opiniones de profesionales de la conducta y de la economía en torno al auge de la delincuencia que azota al país producto, en parte, de las desigualdades sociales, la inequidad y el desempleo.

La polémica se origina cuando el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, señala estos factores como posibles causantes de la delincuencia, al tiempo de pedir a los empresarios compartir con los trabajadores el crecimiento económico que experimenta la economía del país.

El sector más conservador del empresariado, enquistado en el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), respondió tergiversando sus expresiones y acusándolo de sostener que los pobres son, necesariamente, delincuentes.

Manipularon las declaraciones del funcionario, desviaron el tema, evitando tocar el punto central del debate pretendiendo sorpresivamente erigirse en defensores de la imagen popular.

Por su parte, el gobierno cuyo presidente ha dicho que 10,000 pesos no dan ni para comer, tiene la responsabilidad de implementar para el 2016 un aumento general de salarios, empezando por el mínimo que constituye una vergüenza.

Cuando Danilo Medina asuma su responsabilidad en ese sentido, tendrá calidad para exigirle al empresariado, vía el Comité Nacional de Salarios, un aumento general para la cada día más empobrecida y vapuleada, clase trabajadora.

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