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¡Dipp tambien se fue!

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Historia en conflicto. Hugo Tolentino Dipp se suma a la ya publicitada partida de Franklyn Franco de ambiciosa nueva  historia asumida por Estado

Por entender que en el proyecto sobre la Historia del Pueblo Dominicano se exhala “un tufo a precaución y recelo” frente a historiadores escogidos por su capacidad y sus virtudes de estudiosos, Hugo Tolentino Dipp se desvinculó de su participación alegando, además, que resulta “enojoso y hasta vejatorio someter a un examen crítico el transcurso de su investigación y los resultados alcanzados” hasta el momento.

Se refiere el distinguido escritor y político  a la supuesta decisión de presentar los capítulos terminados al Presidente. Significa que cuando aceptó emprender la redacción de algunos, lo hizo pensando en el beneficio de los dominicanos como contribución del Estado a la cultura nacional, pero seguro de que “el simple patrocinio económico aportado por el Poder Ejecutivo no implicaba ningún compromiso, vigilancia o consorcio con el Señor Leonel Fernández Reyna en su condición de Presidente de la República”.

“Sin necesidad de valorar la cualificación de los estudios históricos del Presidente de la República y al margen de cualquier parecer en torno a su actuación política, no alcanzo a comprender las razones que aconsejan poner en sus manos y hasta exponer a sus juicios y ponderación los trabajos de historiadores que han merecido el valimiento del Comité encargado de un Proyecto orientado por intelectuales de la destreza del presidente de la Academia Dominicana de la Historia y el director del Archivo General de la Nación”, manifestó.

Aunque reconoce encomiable y justo el empleo de “dineros del pueblo” para este trabajo de la Academia se pregunta: “¿Acaso ese subsidio le otorga jurisdicción al señor Leonel Fernández Reyna para intervenir en la labor creadora de historiadores conscientes de su responsabilidad?”. Dice no conocer caso en el que al patrocinador económico se le tenga que incluir “en el núcleo de opinión al que se debe la concepción, la gestión y el justiprecio de dicho proyecto”. Cita su participación en otras experiencias semejantes.

Al final de cuatro páginas remitidas a Emilio Cordero, presidente de la Academia, Hugo Tolentino concluye: “Son estas reflexiones, y tal vez otras que presiento pero que mi cortedad discursiva no me ha permitido exponer, las razones que me obligan a desligarme de los compromisos contractuales que me vinculaban a lo que consideré una promisoria empresa”. Está fechada el 19 de noviembre de 2009.

El 26 de noviembre, Cordero y Roberto Cassá, coordinador, enviaron una circular a los autores reiterándoles la importancia de que se entregara el mayor número de borradores a inicios de diciembre “para que se puedan cumplir los plazos estipulados en el Proyecto remitido por la Junta Directiva de la Academia al Presidente de la República. Los coordinadores deben revisar con el mayor cuidado esos borradores para transmitir con tiempo eventuales sugerencias de cada uno de ustedes(…)”.

Anuncian haber recibido nuevos borradores, algunos aprobados por los coordinadores y expresan haber considerado entregarlos al Presidente, así como publicar algunos “para edificación del público y del propio colectivo de autores”.

Hugo Tolentino, quien ya había firmado contrato, tenía la responsabilidad de tres capítulos: “Piratería, intrusión de aventureros, bastión de La Tortuga e invasión inglesa”, “El colapso de la segunda mitad del siglo XVII” y “La recuperación del XVIII”.

La respuesta.   “Al parecer usted no leyó con suficiente detenimiento el Proyecto de la Historia General del Pueblo Dominicano, donde se estipula con toda claridad que se fijan plazos para la entrega de los escritos. Si usted considera, como expresa en su carta, que los recordatorios contenidos en las circulares entran en conflicto con razones de principios” y “el respeto a la calidad profesional que debiera ser reconocida a quienes han sido escogidos”, no debió nunca haber aceptado formar parte del cuerpo de redactores”.

Así introducen Emilio Cordero, Roberto Cassá, Genaro Rodríguez, Raymundo González, José Felipe Chez Checo y Francisco Báez Evertz la carta de respuesta a Hugo Tolentino Dipp, escrita el 7 de diciembre de 2009 en la que además se extrañan de su inconformidad pues él manifestó en su misiva que las circulares enviadas no le concernían.

Señalan que de los 67 intelectuales, sólo él ha manifestado desacuerdo y externado “críticas por requerirle la entrega de capítulos en plazos determinados, evidenciando una inconcebible susceptibilidad que muestra incapacidad para cumplir con una obligación de trabajar en un colectivo interdisciplinario como el que integra el Proyecto”.

Recuerdan que transcurrió mucho tiempo para que él entregara dos de los capítulos, y el tercero no había llegado cuando redactó la carta desvinculándose. Le dicen que el contenido de su misiva no se corresponde con las consideraciones que han tenido con él y refieren algunas, aseverando que tienen sus conciencias tranquilas.

“Las condiciones de participación están suficientemente expuestas en el Proyecto y en los contratos que usted firmó en fecha 10 de junio de este año 2009”, apuntan y observan que algunos de ellos también han participado en otros proyectos, como él, “y han quedado claramente estipuladas las prerrogativas de los coordinadores. Estas facultades no presuponen, como usted señala, dudas de ningún género, sino claridad para que los objetivos se cumplan a cabalidad”, consignan.

“Nos tomamos el derecho de pensar, siguiendo la tónica de su misiva, que la susceptibilidad que usted manifiesta y la agresividad con que pondera nuestra labor revelan una infundada supravaloracion  que no se corresponde con un intelectual que participa en una empresa colectiva (…)”, enfatizan.

En cuanto a las “absurdas interferencias “acerca de rendir informes al Presidente, clarifican: “Todo lo que usted razona a continuación no pasa de sustentarse en el sofisma. Sobre la base de que se anuncia la entrega de un informe de la Academia que incluiría varios capítulos concluidos al Presidente de la República como patrocinador del Proyecto, usted llega a la disparatada y exorbitante conclusión de que éste “se atribuye la facultad de intervenir en el contenido de los mismos”.

El sofisma, apuntan en su también extensa correspondencia, “lo desliza a usted hacia la infamia”. Le aseguran que en breve “el tiempo dirá que sus alegatos “son falaces”.

Rechazan de manera absoluta la imputación de que Leonel Fernández pueda haber condicionado o intervenido el Proyecto, afirmando que ninguno de ellos ha incurrido en ese “despropósito”. “Simplemente, a tono con el espíritu de este tipo de obras, se ha estimado por consenso que el Presidente debe recibir informes del avance de las labores ejecutadas”.

Por lo demás, comunican, “nada avala la superioridad ética que se arroga con relación a nosotros y que se termina de filtrar en el último párrafo de su carta, en el que aduce capciosamente que “son estas reflexiones, y tal vez otras que presiento pero que mi cortedad discursiva no me ha permitido exponer”. Lo emplazan  asumir la responsabilidad “de superar el umbral del presentimiento, así como su supuesta cortedad”, y a que exprese en qué consisten  “reflexiones relativas a nuestra labor que podrían sugerir algo oculto”.

 

Lamentan que no habiendo nada que le impidiera renunciar él escogiera desligarse “haciendo imputaciones injuriosas contra personas que sólo lo han tratado con amistad y respeto” y se preguntan, “ante la ligereza de sus acusaciones y la facilidad con que se desligó de sus obligaciones contractuales”, hasta qué punto “en verdad, usted se comprometió con la tarea de redactar tres capítulos en los plazos estipulados ya que, durante meses, Ud. No dio señales de avanzar en el trabajo”.

Se despiden confiados en que pronto se demostrará el “contenido injurioso y la total falta de fundamento” de las reflexiones de Tolentino y apenados “porque cuando se le propuso a usted formar parte del colectivo del Proyecto se partió de una consideración a su persona que no se ha correspondido con la aviesa acusación que nos dirigió”.

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