DEBATE
Fue en realidad Bartolomé Olegario Pérez el autor de las letras del Himno Nacional?

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¿Fue en realidad Bartolomé Olegario Pérez y no Emilio Prudhomme el autor de las letras del Himno Nacional Dominicano? Desde antes de 1934, cuando el canto patrio fue oficializado, intelectuales azuanos sostenían esa versión que todavía repiten y defienden algunos hijos de la llamada Ciudad del Vía.

La afirmación cobró fuerza en 1929 cuando el distinguido escritor, educador, poeta y músico licenciado Abraham Ortiz Marchena escribió el prólogo del libro «Margaritas», de Bartolomé Olegario Pérez, reclamando esa gloria para el consagrado maestro y hombre de letras.

Pero a pesar del crédito de que gozaba el notable prologuista, amigo entrañable del celebrado autor de «Piedad», su apreciación no fue tomada en cuenta y el ejemplar con los versos de Pérez tuvo una circulación limitada tal vez por el mismo hecho de contener aseveración tan arriesgada. «Prudhomme es un símbolo, el Himno es un símbolo. Al ver esa opinión es probable que nadie quisiera hacer acopio de ese libro para que no se pensara que se estaba de acuerdo con eso», opina William Mejía, Director Nacional de los Talleres Literarios de la Secretaría de Cultura que, aunque ocoeño, realiza una intensa labor artística y cultural en Azua donde reside desde hace veinte años. El laureado escritor, autor de «Azua: ayer y hoy», de «La pertinencia poética de Héctor J. Díaz» y de «Salomé Ureña: Nuevos datos», comparó la poesía de Bartolomé Olegario Pérez con la de Emilio Prudhomme para ofrecer su parecer sobre el tema.

El reputado historiador Tomás Oviedo Canó coincide con Ortiz Marchena, mientras Margarita Pérez Noboa, nieta de Bartolomé, comenta que siempre escuchó decir que algunas estrofas no rimaban y su abuelo las compuso. «Fue lo único que oí, con eso no estoy diciendo que fuera el autor», expresó.  Al respecto opinaron también los intelectuales  Eddy Rafael Noboa Bonilla, Rafael Guaroa de Soto y Miguel Holguín Veras, quien con el auspicio de la Academia de Ciencias de la República Dominicana publicó «Azua y el Himno Nacional Dominicano».

Otros estudiosos consideran que hay tantas coincidencias entre Prudhomme, Bartolomé Olegario Pérez, Azua y el Himno, que «cualquiera no lo pone en duda». Pero se niegan a dar su identidad por no considerarse autorizados para emitir juicios. En casi todas las biografías de Bartolomé Olegario Pérez está presente la figura de Prudhomme. Víctor Garrido, quien según azuanos heredó el archivo de Pérez, los vincula estrechamente en su autobiografía «En la ruta de mi vida».  Prudhomme hizo la corrección definitiva de su obra en Azua. Él mismo lo escribe y se recoge en «Mi libro azul», publicado por su hija Emilia.

Fue Bartolomé

«Yo avalo que fue Bartolomé Olegario Pérez el autor de la letra del Himno Nacional Dominicano. El 17 de agosto de 1883 se tocó por primera vez el Himno con texto de Prudhomme en la logia La Esperanza, de Santo Domingo. El 19 de marzo de 1887 se tocó por primera vez en un pueblo del interior: Azua. En 1887 don Emilio se trasladó a Azua para dirigir la escuela Perseverancia y allí llega a ser su alumno preferido Bartolomé, quien le suplanta como director al abandonar la ciudad por diferencias con el Presidente Ulises Heureaux», narra don Tomás Oviedo.

Agrega que el uno de enero de 1893 se tocó por segunda vez el Himno Nacional «y nuevamente, el 19 de marzo, se tocó en Azua. Después  se ejecutó en Puerto Plata, el 16 de agosto de 1893 y estuvo tocándose en Azua todos los días 19 de marzo, antes de que se oficializara». Señaló que «cuando se ejecuta en Azua por primera vez, ya no figura el texto original de Prudhomme» y atribuye las letras a Bartolomé, pero no se le da el mérito, entiende, «por la misma razón que no se ha cumplido el decreto del Presidente Balaguer ordenando que se lleven sus restos al Altar de la Patria. Deja entrever que algo se oculta para no desmeritar la obra de Prudhomme. La mano de Bartolomé Olegario Pérez está en el Himno que se ejecutó después de la llegada de Prudhomme a Azua», asegura.

Dice que en cuanto a lo literario no puede opinar, pero basa su convicción «en la coincidencia de que en ninguna de las estrofas del himno que se ejecutó en la logia La Esperanza aparece un párrafo que se iguale  al oficial. Puede que participara Prudhomme, era poeta, pero no de la categoría de Bartolomé  Olegario Pérez». Contó que en una velada que se celebró en Azua en homenaje a Pérez, que aún vivía, Abraham Ortiz Marchena «lo dijo, y Bartolomé Olegario Pérez no lo desmintió. Lo que él reclama en «Margaritas», venía pidiéndolo desde mucho tiempo antes de morir Bartolomé. Lo que pasa es que Bartolomé fue un poeta de pueblo, sin ninguna trascendencia social, aunque su poesía ha sido divulgada y exaltada por los más distinguidos críticos del país», declaró don Tomás.

Pudo ser…

«Dado el numen literario de Bartolomé Olegario Pérez y considerando la cercanía que hubo entre esos dos personajes, si lo dice don Abraham Ortiz Marchena, alguna participación debió haber tenido. Don Abraham no hubiera llegado tan lejos», significa Rafael Guaroa de Soto, escritor azuano, Escribano del Ayuntamiento.  Eddy Rafael Noboa Bonilla, historiador, antropólogo, director del Museo de Azua, no duda que Pérez participara en las modificaciones que se le hicieron en Azua a las letras del primer himno. ¿Cuántas veces un secretario, asistente, alumno, no ayuda a su profesor», expresó. Ambos ponen de relieve el crédito y el respeto de que gozaban Ortiz Marchena y su familia.

Miguel Holguín Veras descarta todas esas consideraciones. «Eso es totalmente incierto. El libro donde Emilio Prudhomme tachaba y escribía sus composiciones fue donado al Archivo General de la Nación por una hija de él y ahí estaban los dos himnos, el primero y el definitivo, con todos sus tachones. Prudhomme dejó solamente dos versos iguales del original, después todos son distintos, pero fue él quien los escribió. Soy poco aficionado a desmentir categóricamente, por tantas cosas ocultas que a uno se le escapan, pero que es incierto lo puedo asegura como que me llamo Miguel Holguín Veras», enfatizó. 

La poesía de Bartolomé Olegario Pérez era superior, y la  de Prudhomme muy deficiente, según William Mejía.

No es el verso  de Bartolomé

William Mejía, ex director de Cultura de Indesur, y antiguo director de la Escuela de Bellas Artes de Azua, declara que la afirmación de Ortiz Marchena «es producto del chovinismo natural de las provincias, soy provinciano, queremos que todo sea para nuestro pueblo». Manifestó que Abraham Ortiz Marchena perdió de vista «que el Himno Nacional no era el verso de la práctica de Bartolomé Olegario Pérez. En el Himno Nacional tú tienes versos decasílabos, en «Margaritas» sólo encuentras, en esa cantidad inmensa de poemas, dos que tienen versos decasílabos: Huérfano y Nupcias. Los versos decasílabos del Himno no se compaginan con los endecasílabos de Bartolomé».

Dijo que se comete un error queriendo defender a Bartolomé en el aspecto patriótico, del que nadie tiene dudas porque se enfrentó a la dictadura de Lilís «y sus versos lo revelan», pero «los que defienden la tesis no observan que los poemas de Prudhomme, incluyendo el Himno, son una poesía muy bajita, como letra es muy escasa, aunque tiene ritmo, naturalmente, y la música es extraordinaria, pero no es una de las mejores letras de himnos, es nuestro himno y lo queremos pero, comparado con los poemas de Bartolomé Olegario Pérez, la figura literaria de éste está por encima de la de Prudhomme, si lo atraemos al Himno, lo bajamos del lugar en que está».

Refiere que en la estadía en Azua cuando Prudhomme modificó el texto, quizás Bartolomé le ayudó en la corrección. «Voy con esa idea, no tuvo que ver sólo con ese trabajo sino con todo lo de Emilio Prudhomme porque era su secretario particular, es posible, entonces, que su mano estuviese ahí». Empero, William Mejía toma en cuenta que Bartolomé escribió un poema dedicado a Prudhomme donde lo presenta como figura inmaculada y comenta: «Si por mano de lo que fuera Bartolomé hubiese pensado que su himno se lo escamotearon, yo, primero no escribo nada, o lo acabo, y sin embargo, es laudatorio, nada más un santo puede comparársele».

«Si le endilgamos el Himno a Bartolomé Olegario Pérez, bajamos su condición poética porque, en verdad, para fines de poesía, el Himno no es una gran pieza, la poesía de Prudhomme es deficiente», significó William Mejía. Reiteró que en Ortiz Marchena primó «un exceso de amor tratando de colocar a Bartolomé en su sitial, que creo no se le ha dado el puesto que merece, es un gran olvidado porque los críticos que hemos tenido son muy tacaños en sus elogios, otros tienen mala fe».

Para él, «Margaritas» circuló poco por la afirmación de Ortiz. «Prudhomme es un símbolo, aunque la verdad debe siempre relucir por encima de todo». En cuanto a los historiadores que avalan al prologuista, Mejía opinó: «El historiador no conoce las interioridades de los creadores poéticos. Si fuera investigador histórico te hubiera dicho lo mismo, pero yo, que conozco la reacción del poeta con el asunto de la autoría, te digo que no es posible que haya una persona que se atreva a elogiar a otra que le tomó su material, lo que más defiende un autor, con el corazón, es la autoría de sus trabajos».

Agregó que Ortiz Marchena «pensaba que exaltaba la figura de Bartolomé y a su terruño, Azua, posiblemente en un arranque de excesiva amistad y de dolor porque se estaba olvidando la figura del otro, que ya tenía 29 años de muerto. Fue un acto de excesivo amor tanto al terruño como al poeta. Pero no es el verso de Bartolomé. Si se ponen a analizar eso, van a sacar un tremendo poeta por encima de Prudhomme».

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