Debaten causas de crecida de río Soliette

Debaten causas de crecida de río Soliette

Los técnicos dominicanos que estudian las causados de la creciente del río Soliette coinciden con el especialista español José Ramón Martínez, en que el problema lo provocó la deforestación de la cuenca, su tamaño y capacidad de aportación de agua, asociada a las lluvias sin precedentes, superior a los 250 milímetros.

Aunque los técnicos no han concluido su informe, están convencidos de que la cantidad de agua que se acumuló en sólo seis horas en la elevación más importante de la isla, después del Pico Duarte, con 2 mil metros sobre el nivel del mar, provocó la catástrofe.

El grupo de técnicos que estudia la causa de la crecida del señalado río está encabezada por el director del Indrhi, ingeniero Silvio Carrasco, y lo integran, además, los ingenieros Mayra Sánchez y Eliseo González.

Los técnicos afirman que no hay registros que indiquen que en esa región algún aguacero acumulara 147.8 milímetros en agua en alguna época de la historia de la isla.

La hidróloga del Indrhi, Mayra Sánchez, dijo que el dato fue captado de la estación meteorológica instalada en Jimaní y que los registros de las lluvias indican que apenas se llegaron acumular 110 milímetros, por lo que enfatizó en que una cantidad de lluvia así nunca se había producido.

[b]Presa[/b]

Los técnicos plantean que hasta que se establezcan las causas de la catástrofe y se buscan alternativas de prevención, lo prudente es que se diseñe una presa entre República Dominicana y Haití que controle la corriente del río.

Sugieren que el financiamiento, calculado en 50 millones de dólares, se busque en el exterior, porque ni República Dominicana ni Haití tienen los fondos necesarios para construirla.

Técnicos dominicanos y haitianos trabajan ya de manera conjunta en busca del problema que teniendo al río Soliette y su cuenca de protagonista amenaza la seguridad de los pueblos de Fonvered y Jimaní, para planteárselo a la comunidad internacional que quiere ayudar en este problema.

Se trata de una cuenca mediana, pues apenas tiene 152 kilómetros cuadrados, pero requiere de una inversión millonaria para poder solucionar ese problema, porque es cuestión de un período de gobierno ni de un murito de contensión arriba, es un problema capital que hay que manejarlo en toda la cuenca.

Los técnicos tiene bajo estudio la cuenca, la parte hidrológica, geológica, los acuerdos binacionales que se requieren de Estado a Estado, crear las condiciones diplomáticas necesarias, para luego proponer una presa de regulación de avenida binacional en la confluencia del río Ocalí y Soliette.

Bosques

La disminución de los bosques en la zona no sólo afecta a las montañas de Haití, sino también las dominicanas, por lo que según el ingeniero Carrasco, en Constanza, donde el Río Grande es «tributario de la cuenca», hay un proceso de «haitianización de la cuenca» y apenas queda la cresta de la cadena montañosa con árboles.

«Es decir que lo que ha generado Haití lo estamos reproduciendo en República Dominicana y lo que pasó en Jimaní va a ser cada vez más frecuente, más dramático, porque la deforestación cada vez es mayor», afirmó.

Otro problema es -agregó-, que cada vez hay más invasión de la pobreza al cauce de los ríos, una invasión de pobreza, y Santo Domingo es el ejemplo más categórico, y Santiago también de invasión de pobreza a los cauces de los ríos, porque son tierra de nadie, son estatales y por tanto es tierra gratis, y no ha habido ninguna política nacional de gobierno alguno para sacar esas personas de los márgenes de los ríos».

Carrasco dijo se hace un levantamiento sobre las zonas vulnerables de las cuencas hidrográficas del país, de poblados en cuencas, porque el territorio está lleno de asentamientos en zonas peligrosas como el caso de los barrios de la llanura de Jimaní, y advierte que se requiere de políticas y acciones de Estado que trascienda un período de gobierno de cualquiera de los partidos políticos.

«Hay muchos Jimaní diseminados por toda la geografía nacional», advirtió.

Y no sólo en Jimaní, la vulnerabilidad que implica la existencia de poblados dentro de las cuencas de los ríos está presente también al lado del Yaque del Norte, desde Manabao, Jarabacoa, hasta Montecristi; y en el Yaque del Sur y San Juan, con la Mesopotamia como ejemplo, en el Yuna están los poblados de Villa Arriba, Arenoso, Bajo Yuna y toda la parte baja de Cotuí, resalta Carrasco.

Es un problema para plantearlo en el largo plazo con una política de Estado, una política urbanística de planificación estratégica, con todos sus componentes y la intervención de las instituciones relacionadas con el problema, sostuvo.

No hay dique

Carrasco negó que un dique construido en su gestión para represar agua del caudal de Arroyo Blanco, destinada a conducirla por un canal hasta una fuente para suministrar agua a Jimaní, haya sido el causante de la riada.

Según el geógrafo físico, José Ramón Martínez, de la universidad de Sevilla, acerca de lo ocurrido en Jimaní, incluyó un dique derivador de dos metros de altura que construyó el Indrhi para captar agua en el casi siempre seco arroyo Blanco o Soliette, para llevarla por un canal a una laguna de tamaño 100 metros cuadrados, que servía agua a Jimaní, como una de las causas del desastre.

Indica que este muro construido lejos de las poblaciones en el último tramo estrecho del cauce, «frenó ligeramente la corriente, quedándose parte de la carga de fondo de aguas arriba del muro, lo cual aumentó la capacidad erosiva y de arrastre de la corriente aguas abajo del mismo.

Con ello se aumentó el cupo de carga del fluido haciendo que la incisión del cauce se pronunciara más aguas abajo. En definitiva esta obra indujo a la corriente a profundizarse exageradamente y arrancar más material de su lecho del que hubiese arrancado en condiciones naturales».

Dicha tesis es refutada por el director del Indrhi y por los técnicos Sánchez y González, por considerarla irrelevante para ayudar la fuerza de la avenida, pues la existencia de ese muro, y que ello lo prueba que antes de él, arriba en la cuenca, el río destruyó casi totalmente la población haitiana de Fontveréd, donde no hay muros de contensión.

Sánchez afirma que nunca se había registrado más de 110 milímetros de lluvia y que el día de la tragedia cayó 147.8 milímetros en la parte baja, donde está Jimaní, de manera que en la parte alta debió haber sido mayor, lo cual dijo es el único dato hidrológico a considerar, porque el Indrhi no tiene estación en Jimaní, se auxilió de Meteorología y en Haití no existen los equipos ni los técnicos para llevar el registro hidrológico de la cuenca del Soliette

El ingeniero González, coordinador del proyecto Manejo de Tierras Regadas y Cuenca (PROMATREC), considera que la tesis del doctor Martínez, lo delata como alejado de la hidrología, aunque respeta su investigación.

«El no tiene el conocimiento especializado de ese tipo de obra que es un dique derivador. El no tiene el conocimiento de ese tipo de presas derivadoras, existen muchas en el país, y en todas partes del mundo, con el propósito de eficientizar la captación de agua para un canal de riego o para un acueducto cualquiera. Son diques de muy pequeño tamaño, dos metros de altura. Y en todas partes en todos los ríos dominicanos existen presas derivadoras y en todas partes del mundo es que es una obra de muy poca envergadura, de efecto localizado».

El ingeniero González agregó que lo cierto sí es que el dique tiene una caída de 2 metros, al pie del dique, producto de la caída se produce una velocidad más alta, que si no tuviera el dique » pero ese efecto se disipa en algunos veinte o treinta metros más adelante como mucho, de manera que es un efecto muy localizado, porque Jimaní está dos kilómetros más abajo, es imposible que el efecto de ese dique pueda contribuir mínimamente al impacto de la crecida, porque es que ese río viene con ese nivel de crecida, erosionando por diferentes puntos en la cuenca, y él dice que ese es un punto de posible erosión».

El técnico dominicano entiende que con una lluvia que desplazó por el cañón del río Soliette 1,500 metros cúbicos por segundo, una masa de agua de 10 metros de altura y 50 metros de ancho, antes de Jimaní, era inevitable que ocurriera lo que pasó en Font Riviére y en Jimaní.

Al pasar Jimaní se expandió, porque el río abandonó la parte montañosa y entró a la llanura de inundación, llevándose con un fuerte oleaje los tres barrios del poblado suroestano.

«La presencia de cualquier obra que como el caso del dique, no se fue, y aunque se fuera, no podía aumentar el efecto de esa crecida porque no tenía capacidad de almacenamiento, es un dique derivador de 2 metros de altura y cero capacidad de almacenar agua».

Argumentó que el efecto erosivo que se produce al pie del dique y que se cubre con una obra que se llama cuenca amortiguadora, para disipar la energía de la caída, ocurre en crecidas pequeñas. Cuando pasan los caudales mayores, el dique pasa a trabajar como si fuera un simple obstáculo sin ninguna capacidad erosión. Porque cuando la crecida es pequeña se forma un salto hidráulico con cierta capacidad de socavación, que es localizada y que puede cubrir unos 20 metros después del pie del dique, pero cuando la crecida es grande funciona como un obstáculo y no supone ninguna condición problemática para el dique».

De manera que el especialista Martínez » que produjo un trabajo muy enjundioso y que nosotros valoramos en su magnitud, tiene una pequeña falla en su conexión hidráulica que obviamente uno ve cuando observa los estudios académicos a los que hace referencia se nota que no es un especialista en el diseño de obras hidráulicas, por eso emite ese tipo de consideraciones porque no conoce las interioridades de esa pequeña obra hidráulica cuyo efecto es muy localizado», subrayó Eliseo González.

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