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Santana: reaccionario y españolizante

<STRONG>Debate<BR></STRONG>Santana: reaccionario y españolizante

El sábado 27 de diciembre el señor Jail Aurich publicó por este medio unas precisiones en torno a Pedro Santana y Buenaventura Báez en las que defiende a esos dos caudillos quienes a mi juicio  desde el poder marcaron el camino de la corrupción, la represión y el antipatriotismo, que otros sucedáneos trillaron para desgracia de nuestra maltratada patria.

Como profesor desde 1962 -con 18 años entonces- he intentado partir del todo cuando voy a explicar una parte.  Ejemplo, si me refiero a Panamá y su canal, dibujo -como puedo-  el mapa de todo el continente desde Alaska hasta el estrecho de Magallanes para que así el estudiante tenga la idea diáfana del asunto.  En lo referente a las fuerzas políticas que han motorizado nuestra historia; parto,  -pensando en rangos totalizantes-  desde el año 1808–1809 y la guerra contra Ferrand y los franceses, suceso en el que se expresan las dos corrientes sociopolíticas que luego van a reaparecer en otros sucesos coyunturales.

Esas dos tendencias: una liberal, nacionalista ubicada en la clase media, dirigida por Ciriaco Ramírez, Cristóbal Hubert Franco y Manuel Jiménez, ayudados por Petión  -quien apoyó también a Simón Bolívar-  la cual en octubre de 1808  enfrentó en El Malpaso al comandante francés Aussenac, derrotándolo con gran pérdida de vidas de parte de los galos. La otra, reaccionaria, esclavista y españolizante representada por la clase dominante y un clero católico, el cual vendía a los ricos el perdón de los pecados mediante el proceso denominado “donaciones en vida para bien de las almas”, cuyas cabezas visibles eran Juan Sánchez Ramírez y José Núñez de Cáceres, ayudados por el gobernador español  de Puerto Rico Toribio Montes.

Después que derrotó definitivamente a los franceses en Palo Hincado, la clase dominante encabezada por Juan Sánchez Ramírez, superior en la correlación de fuerzas nos entrega a España y provoca por consecuencia el periodo denominado de la España Boba.  No obstante en este lapso que va de 1809 a 1821 ocurrieron rebeliones y conspiraciones indicadoras de que, los sectores liberales estaban vigentes.

En el momento histórico de la separación de Haití y la proclamación del Estado Duarte y los trinitarios encarnan el ideal de Ciriaco Ramírez mientras Pedro Santana y Tomás Bobadilla representan a los conservadores Sánchez Ramírez y Núñez de Cáceres.  Quien defiende al general Santana al analizar nuestra historia, se coloca sin dudas al lado del reaccionarismo, y de seguro defenderá, además de Báez  -Mariscal de Campo Español, nombrado por Isabel II, quien le vendió el país a Norteamérica en 1869 por un millón y medio de dólares-, defenderá a Cesáreo Guillermo, a Ignacio María González, a Ulises Heureaux y a Trujillo.  El señor Aurich parece estar de ese lado.  Yo, sin modestia he estado del lado de los patriotas, desde Ciriaco Ramírez hasta Francisco Alberto Caamaño.

Es indudable que nuestra separación de Haití y proclamación del Estado republicano acaecido el 27 de febrero de 1844 estuvieron signados por un suceso ocurrido mientras se reformaba la constitución haitiana a mediados de 1843, cuyo tratamiento ha sido rehuído por todos nuestros historiadores.  Fue el plan concebido por el cónsul general de Francia en Haití, Emile Levasseur y los constituyentes dominicanos encabezados por Buenaventura Báez  firmado a finales de ese año.

Ese plan denominado Plan Levasseur establecía que Francia colaboraría a la separación con armas y municiones a cambio de que se le permitiera nombrar un gobernador general que ejercería durante diez años y que  “en reconocimiento de la alta protección de la Francia la península de Samaná se renuncia y abandona a favor de la Francia”.  Esto se comenzó a concretizar con tres sucesos: el nombramiento en enero de 1844 de Juchereau Le Saint Denis como cónsul francés en Santo Domingo, con la presencia el 27 de febrero de 1844 de la armada francesa en nuestro puerto, comandada por el Almirante De Moges, y con la entrega del gobierno a Saint-Denis de parte de las autoridades haitianas. 

Esto sin dudas era una provocación al gobierno haitiano y su presidente Herard, pues era Francia desde 1825 un tremendo obstáculo para el desarrollo de Haití.  La Junta Central Gubernativa ratificó el plan el 8 de marzo y el 1º de junio de 1844  Santana se entregó en cuerpo y alma a ese plan macabro y antinacional. 

Por ello, cuando Duarte regresa y se le envía a Baní como segundo de Santana, a poco escribe una carta reveladora a la presidencia de la Junta en la cual le señala: “Es por tercera vez que me dirijo a este alto organismo”, le pide que le permitan diseñar un Plan de Ataque con su Estado Mayor, ya que Santana se mantenía a la defensiva. La Junta manda a buscar a Duarte  -quien con honradez que nunca adornó a Santana- devuelve 827 pesos de mil que le habían entregado y detalla los gastos al centavo. Es entonces cuando Duarte enfrenta con dignidad el proyecto pro-francés.

Santana en cambio escribe a Abraham Cohen el 17 de marzo y le dice “yo espero de su actividad y patriotismo  ¿? que sin pérdida de tiempo usted hable con el cónsul de Francia y vea si hay posibilidad de poner a mi disposición las tropas francesas que necesitamos para contrarrestar al enemigo”. . .  “yo digo a usted y usted puede ofrecer al cónsul que sus proposiciones de protección y unión las garantizo yo en todas sus partes y a su satisfacción”.

El cobarde le escribe a Bobadilla el 14 de abril y le dice temeroso, que los haitianos se apoderaron de El Maniel  -Ocoa-, que ignora sus intenciones, que “posesionados ellos de seis pueblos españoles harán la guerra a nuestras expensas, en tanto que nosotros nos arruinamos con nuestros trabajos paralizados y con la fatiga de un acto tan penoso como el de la guerra y al que los nuestros no están acostumbrados; y así es, que a mi modo de pensar mientras más dure la lucha más incierta tenemos la victoria”.  La post Data de esta carta es una confesión de miedo.

En ella dice “Si como hemos convenido y hablado tantas veces, no nos proporcionamos un socorro de ultramar . . .  U. tiene la capacidad necesaria para juzgar todo lo que yo puedo querer decir y para no hacerse ilusiones y conocer que debemos agitar esas negociaciones con (las) que al juicio de todo hombre sensato solo podemos asegurar la victoria.  Le estimaré me conteste dándome una noticia positiva del estado de esos asuntos; y si acaso están paralizados agítalos U.  por cuantos medios estén a su alcance”. 

En síntesis

Las dos tendencias

En la historia dominicana han existido dos tendencias: una liberal y nacionalista y la otra reaccionaria, esclavista y españolitante representada por la clase dominante y un clero católico que vendía a los ricos el perdón de los pecados mediante el proceso denominado “donaciones en vida para bien de las almas”.

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