DEBATE
Un mundo que envejece

<STRONG>DEBATE<BR></STRONG>Un mundo que envejece

Buckminter Fuller comentó una vez  “la incontrolable tendencia de acelerar constantemente los cambios». En parte tenía razón. Pero seguramente Füller no pensó a la también «incontrolable» formación de organizaciones para tutelar y salvar los monumentos.

Comenzó históricamente William Morris el «Society for the Protection of Ancient Buildings, seguido después de tantos años por el «Georgian Group».

Hoy existen el «Victorian Society»,( asociación en defensa de la Arquitectura Victoriana); el «Thirties Society», (asociación en defensa de la arquitectura  de los años treinta); el «National Trust», (Patrimonio Nacional); y, entidades estatales como el «English Heritage Committee», (Comisión a Favor del  Patrimonio Mundial de la UNESCO); el «International Council of Monuments  and Sites»; el «Docomomo», etc.

Docomomo es la abreviación de «International Committee for Documentation and Conservation of Buildings, Sites and Neighborhoods of the Modern Movement».

Su origen se basa en la cada vez mayor cantidad de edificios modernos, (a partir de los años ’30s), que se encuentran en  estado de degradación tal, que no deja otra decisión que su demolición. 

La intención del Docomomo es formular documentación detallada del  mayor número posible de edificios modernos.  A tal fin, vendrán organizados  registros internacionales, para la documentación de los edificios a restaurar y un comité internacional de expertos en restauración.

El Docomomo se propone como ente «no oficial» de catálogo, como grupo de presión, Es una especie de unión  entre el «English Heritage», el «SPAB» y el «Thirties Society».

Como cualquier intervención restauradora para la Arquitectura Moderna, no se trata sólo de alinear la realidad tridimensional del presente con fotografías de la edificación.  El objetivo, enunciado una vez por Cristopher Dean, del Docomomo es la autenticidad.

Es preferible restaurar una pequeña parte del edificio de forma correcta, si los recursos financieros son limitados, en vez de modificar la edificación en modo general.  La edificación moderna restaurada es una  interpretación, no imitación del original.

Hoy, cualquier persona íntegra que quisiera pintar un muro de una obra de Le Corbusier, debe pedir autorización y seguir los matices de color conservados en la Fundación Le Corbusier; debe buscar los pigmentos justos y un especialista en grado de mezclarlos.

…Pero es difícil restaurarlo.  Nada parece más fácil que restaurar edificaciones construidas el siglo pasado. Los autores. los arquitectos, o al menos sus colaboradores, están vivientes en muchos casos.

Los proyectos son bien documentados con grandes cantidades de dibujos, detalles técnicos, fotografías de la época.  Las técnicas constructivas son todas de la llamada «Era Industrial».

Todo este optimismo es radicalmente negado inmediatamente se pasa al plano operativo. Cuanto más se conoce un edificio, más difícil es su repetición en un tiempo diverso. Materiales (muchas veces pobres) y técnicas, (muchas veces experimentales) son imposible reproducirlas hoy.

Extrañamente el «hecho a mano» es más fácil de reproducir que el «hecho por máquina». En el primer caso se trata de un problema del material y  habilidad técnica manual. En segundo, se trata de un problema de instalaciones industriales.  No se puede producir a máquina algo creado  30 ó 40 años atrás. La maquinaria de entonces fue sustituida por nuevas, más eficientes.

No es viable pensar en «reconstruirlas».  Un hecho más determinante es el que las edificaciones modernas basan su carácter específico en una relación entre forma y función.

Los edificios de la Época Moderna, (décadas de los ’20 hasta los ’50 del siglo pasado), ponen resistencia a cambios de uso y función.

Las instalaciones técnicas originales son arcaicas, ineficientes y los  costos de su función no recomiendan su mantenimiento.

Estos problemas hacen imposible una restauración, considerando  sus condiciones originales.  Por esta razón, se llega siempre a soluciones  de compromiso, mediando entre las exigencias de los residentes (si se trata de un edificio habitado); costos de gestión; mantenimiento; soluciones tecnológicas innovadoras y la salvaguarda de la imagen histórica.

En esta mediación está el punto crítico de toda operación.  Si la  restauración viene aceptada como necesidad, seguida correctamente, respetando el carácter original del edificio, los aspectos innovadores son vistos como modificación impuesta por el nuevo uso y función.

Si la mediación es enmascarada o removida, no será posible  ver qué se conservó, que materiales dieron prueba de duración, y no se distinguirán las modificaciones que se realizaron.

Un triste final para la Arquitectura Moderna, la cual hacía relación entre los materiales, la forma y función y, del respeto al espíritu de  la época, su potente bandera.

Para finalizar quisiera enumerar algunas de las obras de Guillermo González, hoy desaparecidas o modificadas, como lo son el Hotel Jaragua, el Hotel Hamaca, el Casino de Güibia, el Parque Eugenio María de Hostos, entre otras.

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