Debe crearse un mecanismo que prohíba acelerar procesos de cambio en tiempos de transición

Debe crearse un mecanismo que prohíba acelerar procesos de cambio en tiempos de transición

En los último días hemos visto cambios rápidos y sorprendentes en algunas áreas de la administración, lo cual no es nuevo si miramos hacia atrás, es parte del quehacer en los periodos de transición aun sea la misma administración la que se releve a sí misma.
Esos cambios los veo éticamente como una mala práctica que debe ser desterrada, porque en la mayoría de los casos acarrea despropósitos que perjudican al final a los más vulnerables. Entre los casos más sonados figura la aprobación en dos sesiones consecutivas del Código Penal, que ha revelado de nuevo la división en torno a un tema muy controversial, como es el aborto en todas sus formas, y que expresa las diferentes maneras de ver el problema entre los dominicanos. Mientras la opinión pública fija su mira en el tema, hay otras cuestiones en el código que también debieran despertarnos y poner la mira en ellas, como es la liberalización de pena a los falsificadores, contrabandistas y estafadores contra los ciudadanos y consumidores más indefensos.
El mundo vive hoy un cambio de paradigma, donde las emociones alcanzan la categoría de derechos. Tal es el caso de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, la relación sexual entre animales y humanos, legislar para que en los baños públicos no haya discriminación por sexo, entre otras que rompen los esquemas de valores con los que hemos vivido.
Nunca he sido partidaria del aborto, pero entiendo que a la hora de reivindicar derechos humanos, ubico en ese derecho el que tienen las mujeres para ejercer la libertad de decidir hasta si quieren ser madres.
Volviendo al tema de la transición, creo seriamente en que el país debe primero que nada reducir el periodo de transición a por lo menos un mes y evitar así las «diabluras» que hemos visto en tres meses, repito, no solo ahora.
Es que en ese tiempo la prisa apuntala a que asuntos que pudieron haberse realizado en el tiempo de ley, se cocinen sin que se le dé tiempo a los afectados a por lo menos reaccionar.
Es que al parecer, en los tiempos de transición se despiertan los monstruos dormidos, salen a cobrar deudas de las que «nadie se acuerda» pero que fueron negociadas en algún momento. Por eso me decanto por un mecanismo que prohíba acelerar procesos de cambio en ese periodo.

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