Debe haber una vida más allá de esa jo… reforma

Debe haber una vida más allá de esa jo… reforma

MARIEN ARISTY CAPITÁN

El mundo parece haberse detenido para mucha gente. Sin sentir, padecer o aspirar a nada, solo piensan, hablan y entienden a través de esa reforma constitucional que, aunque no acaba de llegar al Congreso, tiene el poder de mantener en ascuas a todo el país: a favor o en contra, la tensión flota en el ambiente y fastidia hasta a los que no les interesa el tema.
Tomar partido es inevitable porque, a pesar de que uno no tenga banderas ni vela en ese entierro, no estar de ningún lado hace que, de cualquier manera, se caiga en el gancho de estarlo. ¿Cómo, si uno cree en la defensa de la institucionalidad y en dejar de relajar con la Constitución, se evita ser sindicado como un partidario de los intereses del expresidente Leonel Fernández?
Tal vez ayude recordar que Fernández jugó a ser constitucionalista variando las reglas, gracias a lo cual él e Hipólito Mejía han podido volver a aspirar a la Presidencia de la República. Al atacarlos, por aquello de que ya agotaron su cuota de poder, hay quien dice que uno defiende al presidente Danilo Medina.
A estas alturas, en las que el Congreso y el Gobierno marean la perdiz para ver cuándo hacen el asalto constitucional, vemos a una sociedad que se harta cada día más al ver que nuestros líderes políticos solo buscan saciar sus apetencias y no les importa enfrascarse en pugilatos eternos con tal de lograr sus propósitos.
Llevamos semanas siendo testigos estupefactos de una sinrazón que parecería no tener final. ¿Cuándo piensan darse cuenta de que, más allá del poder o una reforma constitucional, hay un país que espera volver a la normalidad?
La vida, aunque parecería circunscribirse a lo que pase en el Congreso, debe continuar. Hay demasiados temas pendientes como para seguir perdiendo el tiempo en lo mismo. Avancemos.

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