¿Debe obligarse a comer los niños?

¿Debe obligarse a comer los niños?

Mi niño no quiere nada que no sea el seno, no prueba nada, excepto la leche en biberón, a pesar de que ya pasa de los seis meses, ya tiene un año, casi cumple los dos años; rechaza cualquier intento para que pruebe comidas, frutas, vegetales… ¿¡Qué hago!, ¿debo obligarlo?
Ante esta disyuntiva a la que se enfrentan muchas madres con sus niños a partir de los seis meses de edad, etapa en la cual se les debe empezar a introducir alimentos distintos a la leche para balancear su alimentación y contribuir a su crecimiento y desarrollo, ¡Vivir! buscó la opinión de dos expertos de la pediatría: los doctores Edgar Alan Vargas y Clemente Terrero Reyes.
Ambos especialistas coincidieron en la negación respecto de la pregunta de ¡Vivir! de si se les debe obligar a los niños a comer.
El pediatra Edgar Alan Vargas considera que nunca es recomendable la obligación del niño en la alimentación. De manera categórica dijo: “¡No!, no se debe obligar a comer a los niños. El deber de los padres es enseñar al niño a comer de una forma agradable, eficaz, y espontánea”.
Precisa que durante la infancia, comer es un ejemplo más que el niño debe aprender de sus padres o cuidadores, y añade: “Se aprende por imitación, en un ambiente de armonía, paciencia y selección del alimentos adecuados para el momento específico durante la etapa del crecimiento”.
El médico especializado en la etapa infantil señala que la forma de interacción entre padres e hijos en el primer año de vida repercute de manera positiva o negativa en la nutrición, crecimiento, desarrollo social y cognitivo del niño.
“Esta interacción es influenciada por factores socioeconómicos, genéticos, culturales, raciales e incluso religiosos, entre otros, los cuales se irán modificando a lo largo de la vida por la familia, amigos, la escuela, y los medios de comunicación”.
El doctor Terrero Reyes tampoco cree conveniente obligar al niño a comer y añade: “El deseo de alimentación es fisiológico y responde a una necesidad del organismo, el cual demanda una determinada proporción de alimentos, es decir que el deseo de comer ocurre de manera natural y fisiológica”.
Este pediatra afirma que obligar al niño a tomar un alimento que no quiere podría conllevar a varios factores negativos, tales como desestimular el deseo de comer, porque lo percibe como una agresión de parte de quienes lo obligan, e inducirlo al sobrepeso y obesidad, ya que se le está administrando una alimentación que su organismo no está demandando.
Los dos pediatras coinciden -además- en que hay una etapa -entre los cinco y seis meses- en la que al niño se le debe ir estimulando con alimentos diferentes a la leche materna o fórmulas, empezando con frutas en jugos, en papillas…
Y, a partir de ahí, introducirlos en otros alimentos mucho más sólidos en los que intervenga la masticación, tales como víveres, vegetales, legumbres, pero sin obligación y presentados de forma atractiva, divertida.
Otra manera que recomiendan es mezclar algunos que ellos hayan mostrado que les gustan con otros que no les gusten, para que elijan y vayan teniendo interacción con las comidas.
También recomiendan incluir a los niños en el proceso de preparación de los alimentos, servirles en envases coloridos, divertidos, y con diferentes alimentos juntos para que les motive a probarlos.
Otra manera de motivarlos de manera positiva es no dejarlos comer solos, compartir con ellos de frente durante las comidas.

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