¿Debe Sammy Sosa retirarse?

¿Debe Sammy Sosa retirarse?

POR FRANK PEÑA
NUEVA YORK.-
El sábado 24 de septiembre del 2005, el ex-lanzador estrella Mario Melvin Soto dijo en el programa televisivo Impacto Deportivo, que dirige el Editor Deportivo Franklin Mirabal, que Sammy Sosa debería decirle adiós al béisbol cuando termine en noviembre la temporada de las Grandes Ligas.

    Según Soto, por haber perdido sus mejores facultades como pelotero, Sammy Sosa ha hecho el ridículo en las temporadas del 2004 y 2005, y ha pasado por la vergüenza de ser sentado por el mánager y, en algunas ocasiones, bajado al puesto número 7 de la alineación de bateo.

   Si Joe Torre, el mánager de los Yankees, hubiera pensado como Mario Melvin Soto respecto a Sammy Sosa, hoy Jason Giambi estuviera fuera del béisbol, pues éste último en los primeros tres meses de la presente temporada de las Mayores, y habiendo confesado que había usado esteroide, era prácticamente un muerto en vida.

   Tan mal estaba Giambi, que se le anunció en una gira por el oeste de los Estados Unidos que si no mejoraba su bateo sería enviado a las Ligas Menores. La amenaza produjo buenos frutos; Giambi se convirtió en los últimos dos meses en el bateador más temible de la novena del Bronx.

Estoy seguro de que la recomendación de Mario Soto fue hecha de buena fe, con la única intención de que la brillante carrera de Sammy Sosa no sea opacada por decisiones no bien pensadas.

   Sin embargo, resulta paradójico que Soto recomiende a Sosa hacer lo que el primero no hizo cuando lanzaba para los Rojos de Cincinnati.

   Soto, en 1984, tuvo una muy buena temporada: 18 ganados, 7 perdidos, 3.58 de efectividad, 237 innings, 13 juegos completos, y 185 ponches.

   Si Mario se hubiese aplicado en 1985 la medicina que hoy quiere inyectarle a Sammy, al final de ese año se habría retirado a su casa, pues los números acumulados por él en esa temporada presagiaban el final: 30 jonrones permitidos, 12 ganados y 15 derrotas.

   Mario no hizo caso a las estadísticas del 1985; trabajó como lanzador durante el campeonato del 1986 y reunió marcas que le hablaban más claro de la hora de quitarse el uniforme: apenas 105 entradas, 67 ponches, 4.71 de efectividad, 15 jonrones, 5 ganados y 10 perdidos.

   La vergüenza de que habla Mario en relación con las últimas dos temporadas de Sammy, el primero la padeció en forma gigantesca en sus también dos últimas campañas de lanzador.

   El desempeño de Mario Soto, en 1987, como pitcher profesional fue más que vergonzoso: 31 innings lanzados, 7 jonrones, 11 ponches, 5.12 de efectividad, 3 ganados y 2 perdidos.

   Es insólito que después de los resultados del año anterior, Mario volviera en 1988 -su último año- a lanzar en Grandes Ligas; sus marcas en esa temporada son un total desastre: 87 innigs, 8 jonrones, 4.66 de efectividad, 28 bases por bolas, 34 ponches, 3 ganados y 7 perdidos.

   Un atleta puede aconsejar a un colega, pero ningún deportista tiene derecho y autoridad para decirle a un compañero de profesión cuándo debe retirarse de la actividad que ambos practican.

   Solicitar el retiro de un colega no es correcto, pero es peor si esa solicitud se hace a través de un medio de comunicación masivo, como la radio, la televisión o un periódico escrito. Además, retirarse de una profesión es un asunto individual, y es una decisión exclusiva de quién será afectado espiritualmente por su acción.

   Casi todos los atletas pasan por épocas negativas en su rendimiento, generalmente por problemas de salud. No es verdad que la penúltima temporada de Sosa, 2004, fue un desastre como dice Mario Melvin Soto.

   Debemos recordar que Sosa no participó en 36 partidos de un calendario regular de 162 juegos en la campaña del 2004, por una cirugía en una uña y por dolores en la espalda. Sin embargo, el Bambino del Caribe asombrosamente en 478 turnos disparó 35 jonrones, empujó 80 carreras y anotó 69. ¡Maravilloso!

   Aún esté Sammy, por problemas de salud, pasando por un hoyo o bache en la temporada del 2005, nadie tiene una bolita mágica para decir que a Sosa se le olvidó jugar béisbol, o que no puede conectar la pelota con una guitarra.

   Estoy de acuerdo con la inteligente y correcta reacción de Sammy Sosa cuando se enteró de la solicitud pública que le hiciera Mario Melvin Soto.

   Sosa dijo, entre otras cosas, sentirse molesto porque Soto debió hacerle la sugerencia de retiro en forma privada, en conversación de amigos; textualmente expresó: «Eso me lo pudo decir de manera personal. No lo recibí de buena intención».

   Por otra parte, Sammy le respondió a Mario de la manera siguiente:

   «Retirarme no está en mis planes. En el 2006 si no puedo dar 40 jonrones, por lo menos daré 12 y llegaré a los 600…Yo más que nadie conozco mi cuerpo. Estoy plenamente seguro de que tengo condiciones para seguir jugando en las Grandes Ligas… la baja ofensiva de los últimos años ha obedecido exclusivamente a las lesiones…Cuando sienta que realmente he perdido facultades seré el primero en reconocerlo y de inmediato anunciaré mi retiro de la pelota».

    Los latinoamericanos tenemos el vicio de ser extremadamente cortantes y exagerados cuando criticamos a otro latino, y ser benignos y piadosos cuando hablamos de alguien cuyo idioma original es el inglés o el francés. Veamos…

   Durante 14 ó 15 años se ha visto a Ken Griffey Jr. como el mejor y más completo pelotero de las Grandes Ligas, poseedor de las cinco herramientas fundamentales del béisbol, y superior a Alex Rodríguez.

   Y, esa apreciación no está muy lejos de la verdad.

   Griffey Jr. ha tenido, por las lesiones, hoyos en su carrera mucho más profundos que los de Sammy Sosa. En el octavo año de su carrera, 1995, Griffey Jr. sólo participó en 72 partidos, conectó 67 hits, empujó 42 carreras y anotó 52. A nadie, en 1995, se le ocurrió solicitar el retiro de ese poderoso y brillante jugador.

   De 1996 hasta el 2000 Griffey Jr. volvió a la carga y reunió números ofensivos que lo colocaban por encima de todos los jugadores de las Mayores; en ese lapso de 5 años produjo 49, 56, 56, 48 y 40 jonrones; 140, 147, 146, 134 y 118 empujadas; además, 125, 125, 120, 123 y 100 anotadas.

   Pero, y nuevamente por lesiones, los cuatro años que van del 2001 hasta el 2004 serían un largo y negro espacio de tiempo para Ken Griffey Jr. En ese período, él produjo 65, 23, 26 y 60 carreras empujadas; anotó 57, 17, 34 y 49 veces; y disparó 63 cuadrangulares de la forma siguiente: 22, 8, 13 y 20.

   Durante ese período oscuro ningún periodista o pelotero de Estados Unidos y de República Dominicana sugirió que Ken Griffey Jr. presentara su renuncia, y nadie ha cometido esa ligereza porque Ken Griffey Jr. es un jugador extraordinario, como también lo es Sammy Sosa.

   El pasado lunes 26 de septiembre, Griffey Jr. fue operado de sus dos rodillas, pero antes acumuló para la temporada del 2005 números respetables: 85 anotadas, 92 empujadas, .301 de bateo y 35 jonrones.

   Mickey Mantle es uno de los cinco peloteros más idolatrados por el pueblo norteamericano, pero estadísticamente no es superior a Sammy Sosa; el dominicano supera al legendario center field de los Yankees en jonrones, empujadas y robos de bases.

   Las últimas cuatro temporadas de Mickey Mantle son inferiores a la que tuvo Sammy en el 2004, y nadie en el Nueva York de los años 1965, 66, 67 y 1968 pidió la renuncia o el retiro del jugador yanquista. Durante ese período Mantle empujó 46, 56, 55 y 54 carreras, y conectó 19, 23, 22 y 18 jonrones.

   Son muy pocos lo casos de súper estrellas del béisbol que se hayan retirado en la cúspide de sus respectivas carreras; leyendas de las Grandes Ligas se fueron a sus casas cuando provocaban en el fanático sentimiento de lástima, cuando no eran ni la sombra de lo que habían sido.

   Pena daban cuando se retiraron astros de la magnitud de Babe Ruth, Juan Marichal, Pete Rose, Willie Mays, y Mike Schmidt.

   Lou Gehrig, Sandy Koufax y Kirby Puckett se retiraron cuando estaban en el nivel más alto de su profesión porque se les presentó una traidora enfermedad; quizás Ted Williams es el único de los gigantes del béisbol que gozando de buena salud, y conectando 29 jonrones en apenas 310 turnos al bate, anunció sorpresivamente su retiro.

¡El último turno de Ted Williams en home plate, en 1960, fue un cuadrangular!

frankpena1948@aol.com

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