¿Debe un Papa ser santo?

¿Debe un Papa ser santo?

CIUDAD DEL VATICANO. La Iglesia católica eleva santos a fin de darle a la grey un ejemplo a seguir. El proceso está sumido en el secreto y ha sido criticado ya que depende de la verificación de milagros que la ciencia no explica, y de selecciones que podrían estar políticamente parcializadas.

Además, con la canonización este domingo del papa Juan Pablo II y del papa Juan XXIII, el proceso se realizó de manera expedita, algo que va contra las normas establecidas. Sin embargo, las canonizaciones continuarán. “La santidad es parte del AND de la Iglesia”, declaró el encargado actual de las canonizaciones, el cardenal Angelo Amato, en un texto escrito en el 2012. “A través de los siglos, los santos han sido el portal espiritual mediante el cual la humanidad se dirige a Dios”.

Pero la pregunta es ¿Debe un Papa ser santo? Los papas canonizan a quienes desean canonizar, dejan a un lado las candidaturas que no les interesan y demoran las que podrían ser políticamente controversiales. Por el ejemplo, la candidatura de Oscar Romero, el cura salvadoreño que fue acribillado cuando oficiaba una misa, fue demorado durante dos papados que eran hostiles a la teología de la liberación. Igualmente está el ejemplo de Pío XII, que fue papa durante la Segunda Guerra Mundial. Su candidatura fue lanzada en 1965 pero fue demorada ante denuncias de que pudo haber hecho más para lucha contra el Holocausto y no lo hizo.

Ante la naturaleza política del proceso, algunos expertos han argumentado que los papas no deberían ser canonizados, pues sólo pueden servir de ejemplo para otros papas. “Canonizar a un papa es una manera de fortalecer su legado, lo que le hace más difícil a futuros papas cambiar normas que ese papa estableció”, opina el experto en asuntos del Vaticano Thomas Reese, en el National Catholic Reporter. Pero el monseñor Slawomir Oder, el postulador en el caso de Juan Pablo II, dijo que sería “absurdo” exceptuar a papas de las canonizaciones, pues la tarea de ellos es precisamente inspirar a los demás a que actúen como santos. Antes de ser papa, Juan Pablo fue estudiante, obrero, actor, poeta, cura, obispo y cardenal. “Juan Pablo por supuesto es un punto de referencia para sus sucesores, pero no sólo eso”, dijo Oder a periodistas esta semana. “Es posible ver el surgimiento de su santidad en todas las etapas de su vida”.

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