La espiral de violencia que sacude al país, se llevó esta semana alrededor de 30 personas en distintos hechos sangrientos que afectaron, incluso, a varios miembros de la Policía Nacional y dejó a varios heridos.
En la mayoría de estos sucesos se usaron armas de fuego, confirmando las estadísticas que dan cuenta de que en el 60 por ciento de los crímenes que se cometen en el país, se usa este mortífero instrumento.
La vida humana tiene cada vez menos valor a los ojos de quienes todo lo quieren resolver con violencia sin detenerse a pensar en el daño que hacen a sus víctimas y familiares dejando, a veces, niños inocentes en la orfandad.
La irracionalidad de los gatillos alegres es tan grande que ni siquiera en ellos y sus familiares piensan, puesto que en ocasiones pierden sus vidas o van a parar a la cárcel por sus temperamentos agresivos.
Se recuerda, en ese sentido, al señor Rafael González, quien desgració la vida de un profesional valioso como el ingeniero Guillermo Moncada, y su familia, por una simple discusión de parqueo.
Éste, en su pesar y seguro arrepentimiento, aunque trate de justificarse, ha intentado suicidarse y ha sumido a sus familiares más cercanos, en la angustia de su ausencia por una condena a 18 años de cárcel.
Algo similar le pasará al joven, Jhonnattan Báez Guzmán, prófugo, quien al igual que el señor González, actuó sin pensar en las consecuencias de sus actos al ultimar de un balazo a un limpia- vidrios callejeros.
Ante todas estas tragedias, se hace impostergable depurar, seriamente, a los portadores de armas de fuego en todo el país.