Deber de todos

<p>Deber de todos</p>

El 67% de los estudiantes secundarios de este país consume bebidas alcohólicas, según los resultados de una encuesta aplicada por el Consejo Nacional de Drogas (CND).

Otras cifras arrojadas por el estudio indican que un 15.16% de los estudiantes de ese mismo nivel consume alguna sustancia sicotrópica, sea tranquilizante o estimulante.

Una de las causas principales de estas desviaciones es la quiebra que ha experimentado la unidad de la familia dominicana, que empeora cada vez más por la multiplicación de los vicios y los problemas socio económicos.

Mientras se debilita la cohesión familiar, se acentúa la ofensiva de los vicios, la delincuencia y la pérdida de valores culturales tradicionales, multiplicando el número de víctimas en la población más joven y vulnerable.

Las cifras sobre consumo de alcohol y drogas por parte de estudiantes son solo una arista de un problema multifacético.

Cada vez hay menos disciplina en las escuelas y aumenta la facilidad de acceso de antisociales a estos centros.

Una muestra del cultivo de antivalores y la sustitución de principios morales está dada por la temprana edad promedio de iniciación en el uso de bebidas alcohólicas y drogas, en la participación en actos delictivos y en el escapismo del seno familiar, en la deserción escolar o abandono de los estudios.

 

– II –

El país tiene acumulada una gran carga de taras sociales que se multiplican con el tiempo y que tiene sus principales raíces en la quiebra de la unidad familiar.

Aparte de los valores y tradiciones, han ido desapareciendo ciertos instrumentos sociales que contribuían de manera significativa al mantenimiento de los principios y la unidad en la familia.

Por ejemplo, cada vez son menos los clubes deportivos y culturales que abundaban en los barrios en otros tiempos, y las tertulias y fiestas hogareñas, que antes eran comunes, son historia de otros tiempos, en parte por la abundante delincuencia y en parte por la proliferación de centros de diversión.

La quiebra de la unidad familiar por causas de pérdida de responsabilidad de los cónyuges o porque éstos han tenido que diversificar sus fuentes de trabajo fuera del hogar coloca muchas veces a los jóvenes a merced del sonsacamiento hacia los vicios y la delincuencia.

Estamos obligados a luchar contra ese resquebrajamiento, pues es del seno familiar debilitado de donde está brotando drogadicción, delincuencia, violencia intrafamiliar.

El alto consumo de alcohol y drogas en las escuelas tiene mucho que ver con lo que ocurre en  el seno de la familia.

Estamos ante un problema de múltiples variables que debemos combatir permanentemente para tratar de, por lo menos, reducir o detener el crecimiento de estas desviaciones.

Hay que luchar por establecer la cohesión familiar porque los resultados a ojos vista nos indican claramente que esa quiebra puede significar la quiebra de la nación como tal.

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